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Izquierda. Urkullu camina ayer junto a su mujer. Derecha. Núñez-Feijóo aprovechó la jornada de reflexión para pasear junto a su madre.
El primer test electoral evalúa el papel de Sánchez y Casado ante la crisis

El primer test electoral evalúa el papel de Sánchez y Casado ante la crisis

Las votaciones vascas y gallegas dejarán un sabor agridulce al PP, una mejoría para el PSOE y un retroceso para Unidas Podemos

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Domingo, 12 de julio 2020, 01:22

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Cuatro meses después de la declaración del estado de alarma y tres semanas después de su extinción, hoy llega de la mano de vascos y gallegos el primer test electoral de la pandemia. El resultado dicen que está cantado, con las cómodas victorias del nacionalista Iñigo Urkullu y del popular Alberto Núñez Feijoó, pero Pedro Sánchez, Pablo Casado, Santiago Abascal, Pablo Iglesias e Inés Arrimadas también juegan su partida particular en Euskadi y Galicia. De los cinco, solo el líder del PSOE parece que tendrá motivos para sonreír por la noche.

Sánchez se examina de su gestión de la pandemia y lo habitual es que el manejo de las crisis, máxime cuando son del tamaño de la del coronavirus, sea recompensado con un bofetón de los votantes. Que se lo pregunten al francés Emmanuel Macron, que aún se duele del costalazo en las municipales del pasado domingo, por no hablar de los liderazgos que se llevó por delante el vendaval económico de hace una década. Pero el presidente del Gobierno puede salir del trance sin magulladuras a pesar de los errores cometidos. Para la oposición su estrategia y sus medidas han sido un desastre sin paliativos, pero las encuestas no reflejan esa reprobación. Recibe un aprobado, raspado, pero aprobado.

Salvo sorpresa de libro, los socialistas van a mejorar sus registros en el País Vasco y Galicia. Claro que no es difícil porque en 2016 obtuvieron los peores resultados de su historia en ambas comunidades. En el PSOE aseguran que existe un 'efecto Sánchez' que compensa el bajo perfil de sus candidatos, Idoia Mendia y Gonzalo Caballero, con buen cartel interno pero de discutible tirón externo. De todas maneras, son dos elecciones con muchas claves autonómicas en las que el discurso nacional encuentra dificultades para abrirse hueco.

EL DATO:

  • 75 escaños se reparten en Euskadi y Galicia. El PNV ganará en el País Vasco, seguido de EH Bildu, los socialistas, Podemos y la alianza PP-Cs, según apuntan los sondeos. En Galicia, el PP no tendrá rival, el PSdeG y el BNG se disputan la segunda posición y relegan a Galicia en Común al cuarto puesto.

Si Sánchez se examina, Casado se enfrenta a una reválida. Su estrategia de oposición arisca no encuentra terreno abonado en Euskadi y Galicia. Los populares del norte son de otro registro. El jefe de la oposición tuvo que rendirse ante el primero, que con su bagaje de tres mayorías absolutas consecutivas desdeñó la coalición con Ciudadanos, y además se permitió algunos lujos. Entre ellos, rebajar al terreno de las nanosiglas el acrónimo del partido. Feijoó es Galicia, no es PP, y si gana, como todo hace prever, vencerá él, pero no Casado.

En el País Vasco, en cambio, el líder popular descabalgó a Alonso, impuso la alianza con los naranjas, contra el criterio de la mayoría del partido en Euskadi, y colocó como candidato a Carlos Iturgaiz, un jubilado de la política con retórica de antaño. El PP se dirige al descalabro y confirma que avanza con paso firme hacia la irrelevancia política en el País Vasco. La derrota tendrá un padre, Casado, y un ahijado, Iturgaiz. La estrategia y el discurso son suyos.

El estilo de opositor sin tregua del líder del PP no cuaja en una sociedad que empieza a aliviarse de la pesadilla terrorista y prefiere el diálogo a la confrontación. Pero Casado ha decidido sacrificar la pieza vasca para rentabilizar esa forma de entender la política en otros territorios.

Naranjas, morados y Vox

El que va a sacar rédito de esta situación es Ciudadanos, que merced a la coalición con los populares va a colocar uno o dos representantes en la Cámara vasca sin mancharse los zapatos y sin salir de la marginalidad. Los liberales, ni con Albert Rivera ni con Arrimadas, logran entrar en el electorado gallego y vasco. En el territorio de Feijoó volverán a tener resultados para olvidar porque su espacio lleva décadas colonizado por el PP.

Urkullu y Feijóo verán recompensada su moderación con cómodas victorias en las urnas

Pablo Iglesias va a toparse con la paradoja de que en el momento de mayor poder político de Unidas Podemos pierde apoyos, más en Galicia que en el País Vasco. Los morados, con el partido hecho jirones en los dos territorios, no van a beneficiarse de su presencia en el Gobierno nacional. Y otro contrasentido, dejarán de ser la fuerza poderosa que eran en ambas comunidades cuando Iglesias estaba en la oposición.

Vox tampoco va a sacar la cabeza del hoyo, aunque alberga la remota esperanza de un escaño en Euskadi. El estilo Abascal no arraiga en el Cantábrico, se demostró en las generales y se ratificará en la autonómicas.

Así las cosas, ocho meses después de las últimas elecciones nacionales el panorama político no muestra señales de cambio. La pandemia de la Covid-19, en este sentido, ha sido inocua.

LAS EXPECTATIVAS DE CADA PARTIDO

PSOE

Convencido de que la crisis sanitaria no le pasará factura

Las elecciones de este domingo servirán a Pedro Sánchez como termómetro para conocer si su gestión de la crisis sanitaria le pasará factura o no en las urnas. En Ferraz, existe el pleno convencimiento de que no habrá desgaste electoral y que, incluso, mejorarán en ambas comunidades en porcentaje y número de diputados. Si antes de la pandemia, los socialistas aspiraban, por improbable que fuera, a recuperar terreno en la Xunta, tras el tsunami sanitario, y con Alberto Núñez-Feijóo al alza, se conforman con recuperar el liderazgo de la oposición en Galicia, perdido hace cuatro años en plena efervescencia de la izquierda.

PP

Las dos caras de la moneda: éxito y resignación

La formación de Pablo Casado vivirá esta jornada electoral las dos caras de la misma moneda. En Galicia, Alberto Núñez-Feijóo revalidará sin problemas, salvo sorpresa mayúscula, su mayoría absoluta, mientras que en Euskadi, Carlos Iturgaiz consumará la caída en desgracia de los populares. El líder de los populares que impuso al eurodiputado tras la salida abrupta de Alfonso Alonso se ha volcado durante toda la campaña, al igual que el resto de miembros de la dirección nacional, con su candidato y defender su alianza con Ciudadanos. Un primer paso con el que Casado mantiene su propósito de refundir el centroderecha por más que Inés Arrimadas entierre esa posibilidad.

VOX

Busca penetrar en las dos comunidades que se le resisten

Ni en la irrupción de las generales de abril ni en la consagración de las elecciones de noviembre, Vox fue capaz de sacar un solo diputado en Galicia y en el País Vasco. Así, mientras experimentaba un meteórico ascenso y su discurso sumaba adhesiones en toda España, se estrellaba en estas dos comunidades. Aunque la formación de Santiago Abascal parte con muy pocas posibilidades en estos comicios, según todos los sondeos, alberga esperanzas de lograr un diputado en la Cámara de Vitoria por la provincia de Álava, de dónde es su líder. Vox obtuvo el 10-N el 2,43% de los votos, si hoy consigue mantener ese volumen de votos tendría prácticamente asegurado el escaño, salvo que exista una participación anómalamente alta.

Podemos

Confía en salvar los muebles pese a tener el viento en contra

El paso del tiempo no le sienta bien a Unidas Podemos. Cuenta de ello dieron los resultados de las autonómicas de 2019, en las que perdieron más de 60 diputados. Un mal referente para Galicia en Común y Elkarrekin Podemos-IU, las dos marcas con las que se presentan a las elecciones gallegas y vascas, que tratarán de romper la tendencia este domingo aunque todas las encuestas pronostican lo contrario. En las filas moradas no tiran la toalla y confían en que la presencia de Pablo Iglesias y de otros líderes nacionales les sirva para movilizar el voto y revalidar sus resultados.

Ciudadanos

Afronta su primera prueba de fuego tras el varapalo del 10-N

Tras el descalabro en las generales de noviembre, que se llevó por delante a cuatro millones de electores y al que fuera su presidente Albert Rivera, Ciudadanos se enfrenta hoy a su primera prueba de fuego en las urnas. Galicia y País Vasco son dos plazas que tradicionalmente se le han resistido a los liberales. En ninguna de las dos, la formación tiene representación autonómica, y ese es su principal objetivo el 12-J. En el País Vasco la coalición con el PP podría granjearles al menos un diputado, pese a que la suma, según todos las encuestas, lograría peor resultado que el que obtuvo la formación de Pablo Casado en solitario en las autonómicas de 2016. En Galicia, las expectativas no son nada halagüeñas y en la dirección naranja asumen que será casi imposible conseguir un diputado. Ciudadanos intentó concurrir también en las gallegas junto a los populares pero Alberto Núñez-Feijóo se negó, limitando todas sus posibilidades.

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