Festival de Cine de Gijón | Javier Gutiérrez: «Nunca soñé con ser el actor que soy hoy. Solo quería llenar la nevera»
El intérprete recibió el Premio Isaac del Rivero y el cariño del público asturiano de la mano del FICXy el Aula de Cultura de EL COMERCIO
Es, sin lugar a dudas, uno de los grandes de la escena de este país, el todoterreno del cine español. Un intérprete que, a sus 48 años, se ha ganado el reconocimiento unánime de los espectadores, la crítica y sus propios compañeros. Pero la cita de anoche con el público del Festival Internacional de Cine de Gijón era muy especial, porque el actor luanquín jugaba en casa, donde recogió el Premio Isaac del Rivero, un galardón cuyo palmarés estrenó de la mano del FICX y del Aula de Cultura de EL COMERCIO y que recibió en un Teatro Jovellanos rendido a su talento.
Se trataba de honrar la figura del que fuera uno de los impulsores del festival, pionero del cómic y colaborador de este periódico, un gijonés de pro. Yel primero en intervenir fue el concejal de Cultura de la ciudad, Alberto Ferrao, quien aseguró que Javier Gutiérrez atesora «un recorrido artístico ejemplar tanto en el cine como en teatro y televisión» y solo quiso desearle «que deje un legado que perdure en la memoria y que se sume a la herencia de los grandes artistas vinculados a Asturias».
Empezaba «una velada de aplausos y emociones», como había pronosticado la presentadora de la ceremonia y responsable del Aula de Cultura de este diario, María de Álvaro. «Un acto de justicia» con Del Rivero, «figura clave de la cultura asturiana del siglo XX» y «el culpable» de todo.
Así que, acto seguido, tomó la palabra Manuel, hijo del creador de aquel primigenio Certamen Internacional de Cine para la Infancia y la Juventud, quien recordó que,«hace sesenta años, en esta ciudad, nadie pedía un festival de cine». Y ahí radica el mérito de su padre:«En crear algo que nadie reclamaba en un medio hostil: en pleno franquismo».
Llegó, después, el turno de escuchar a Javier Gutiérrez, que confesó ante su público asturiano que solo era «un chico que fantaseaba con vivir otras vidas», con convertirse en un cómico de la legua con 'El viaje a ninguna parte' como libro de cabecera:«Nunca soñé con convertirme en el actor que soy hoy. Solo soñaba con subirme al escenario y con llenar la nevera, que no es poco».
Pero charló también con María de Álvaro de la fórmula del éxito «para todo en la vida:trabajo, trabajo, trabajo. Soy un tipo muy currante, con un enorme nivel de autoexigencia». Un «obrero del oficio» consciente de estar «siempre en la cuerda floja» y de que «hay mucha gente con el mismo talento o más a la que no le suena el teléfono». Del alambre y la inseguridad «de una profesión muy bonita pero también muy cruel»:«Siempre que me llaman para ofrecerme un papel pienso que se han equivocado». Yde su hijo Mateo, de diez años, que «nació como una especie de película de terror, porque nadie te prepara para tener un hijo con discapacidad» y que hoy es su «motor», «lo mejor» que tiene. Por eso, 'Campeones' es la película de su vida, además de haber hecho «mucho bien a la sociedad, rompiendo prejuicios y estereotipos».
Y, por fin, el actor con mayúsculas recibió su galardón –una obra de Isaac del Rivero hijo, también presente– de manos de Manuel Martín Cuenca, director de 'El autor', de quien el intérprete dijo que es «el gran director de actores español» y junto a quien rodará a partir de febrero 'La hija', «un conflicto de buenos contra buenos». Juntos defendieron el derecho a «jugar, arriesgar, equivocarse. A tirarnos al vacío aunque no haya nada debajo». Todo estaba listo para que el público disfrutase de ese trabajo magistral que le valió su segundo Goya, pero, antes de que sonase una última ovación, «honrado y emocionado», prometió:«Creedme que este será un premio muy valioso y con mucho sentido para mí».