La cocina puede ser, si uno se lo propone, prescriptora y difusora de productos de culturas gastronómicas de todo el mundo. Hoy ya nadie duda de que la cocina es cultura, y precisamente por eso es tan interesante viajar y descubrir otras maneras de comer. Esto nos abre la mente a nuevos productos, nuevos sabores y nuevas técnicas culinarias. Cocinar no es difícil, pero es preciso tener unos conocimientos técnicos de lo que ocurre durante cada proceso de elaboración. Para ello hay que contar con información sobre las materias primas, datos relacionados con su composición, origen, temporalidad y valores gustativos nutricionales y saludables. Naturalmente, también es necesario tener claro que pasos de culinaria técnica hay que seguir para conseguir un plato bien cocinado, y disponer de una cocina correctamente equipada con los utensilios más básicos. La gastronomía busca Las excelencias de las cosas del comer. Cocinar es invertir un tiempo precioso. La cocina buena es la que emociona, aún cuando se trate de las emociones de una cocina sencilla, hecha de detalles. Igual da que se trate de hervir, freír, parrilla, a la plancha, confitar, cocina cruda, estofar, asar, de salsas, de postres o de la preparación de platos icónicos del mundo.
La sociedad moderna ha ido dejando de lado unos valores culinarios que hasta hace pocos años se transmitían de forma natural. Pero el mundo avanza, la ciencia no deja de ayudar a mejorar la cocina, y el mercado moderno no para de crear nuevos elementos que facilitan la tarea de cocinar en casa. Cada día, también, los nutricionistas nos recuerdan lo importante que es cuidar la alimentación para gozar de una buena salud y en consecuencia de una vida más longeva. Por eso es tan interesante el hecho culinario, porque aun tratándose de técnicas poco sofisticadas, van a aportar a nuestra vida más salud y felicidad. Conocida es la expresión del filósofo y antropólogo alemán Ludwig Feuerbach: somos lo que comemos. Cocinar es una actividad fantástica que nos motiva cada día, y hacerlo en casa, de manera particular, es realmente un acto de amor hacia nosotros mismos y hacia aquellos con los que compartimos familiaridad o amistad.