Cómo no voy a sentirme orgulloso de ser salmantino, una ciudad que al saber y la belleza, acaba de unir el foco de la cultura ... gastronómica del más alto nivel a través de la I Cumbre Internacional de Gastronomía de Castilla y León, organizada por la Junta, con la colaboración de Hosturcyc (Confederación de Empresarios de Hosteleria y Turismo) celebrada hace unos días por la que han pasado nombres como el de Carme Ruscalleda con su hijo Raül Balam, nuestro Nacho Manzano, Paco Morales del restaurante Noor de Córdoba, Pedro Mario Pérez de El Ermitaño de Benavente, Sara Ferreres del Taller de Arzuaga, y otros muchos primeros espadas de nuestra cocina y del mundo del vino entre los que se contaban gente de tanto peso como Rafael Moreno Rojas, director de la Cátedra de Gastronomía Mediterránea, o el director del Máster de Enología de la Universidad de Salamanca, Ignacio García. Presentó y coordinó el evento nada menos que el magnífico actor y gastrónomo Juan Echanove. Compartieron conocimientos también destacados chefs japoneses y peruanos como son Mitsuharu Tsumura y Shinobu Namae, con su cocina, clara y transparente (menos espesa y sustanciosa que la nuestra), además de otras exóticas procedencias entre las que sobresalía Ana Ros, la gran dama de la cocina eslovena, una de las mejores chefs del mundo.
Entre todo el elenco que allí se dio cita, tuvo especial protagonismo Nacho Manzano, pues no en vano, aparte de exponer su propia ponencia, participó en un par de mesas redondas, dejando un marcado sello de su humildad y sabiduría. Se habló mucho de la gastronomía circular, de sostenibilidad, un modelo que limita al máximo el desperdicio, en su empeño por respetar el medioambiente, bajo el lema 'Cambiando el menú para cambiar el mundo'. El objetivo –nada fácil– es el de tratar de conciliar los conceptos de turismo, gastronomía y sostenibilidad.
El exceso de masa turística, cada vez con mayor presión, no facilita mucho las cosas, sobre todo en un momento en el que la despoblación rural hace que la producción se lleve a cabo desequilibradamente. Algo que golpea a todo el país. En lo que sí coincidieron unos y otros es en que los restaurantes que participan en la vida del campo generan población en su ámbito con el reclamo de la clientela que disfruta del entorno y con los animales que allí se crían para ser consumidos.
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