«El dinero para salir es el mismo, pero se reparte diferente»

La marca de ginebra Picofino es el resultado de un proyecto personal concebido como pequeño, que se acabó yendo de las manos. Así lo define su socio fundador y director general, Tito Rodríguez. Él, aficionado a los destilados antes que elaborador, se decidió a la profesionalización con una condición y una garantía. El requisito era que lo que comercializara se llamaría Picofino; el seguro, que ni su futuro ni el de los otros socios dependía de ello.

-¿Qué hay asturiano en Picofino?

-Es una empresa asturiana, aunque parte de la destilación se hace en Orense. Por eso en la etiqueta pone que es un producto con alma asturiana y corazón gallego.

-¿Cómo y por qué se mete en esto?

-A mí me gustan los destilados y, hace 11 años, empiezo a hacer ginebra en mi casa de Albuerne, en Cudillero. Al principio la obtengo con maceración y, luego, ya con destilaciones que hacía en un viejo alambique portugués que tenía un amigo orensano. Este producto se llamó MioGin y tenía su propio embalaje, pero estaba pensado para regalar. Todos los años daba una fiesta en mi casa y lo servía, variando la receta de una temporada a otra. La situación se fue de las manos a los cinco años, cuando entraron 160 personas. Me animaban a sacarlo...

-Y lo hizo.

-Pero teníamos que cambiar el nombre para no faltar a la palabra, MioGin era para regalar. Se me ocurrió Picofino, que es una palabra que describe a quienes les gusta comer y beber, pero de forma canalla y auténtica. Registramos el nombre a nivel europeo y tardamos dos años en tenerlo de forma oficial. Estaba tan convencido del nombre que si hubiera tenido que ser otro, no habría comenzado la comercialización.

-¿Por qué?

-Porque la idea, además de lanzar una ginebra, es crear los Premios Picofino, que valoren productos de toda España que sean como los nuestros, artesanos y de pequeños productores con posibilidades limitadas. También el título de Picofino del Año, algo que esperamos presentar a finales de este 2020.

-Presentaron Picofino el verano pasado en el Gin Planet de EL COMERCIO, pero no fue un producto, sino tres. ¿Qué pasó?

-Además de una ginebra con cinco destilaciones, con botánicos, toques cítricos de pomelo, canela de Ceilán y una maceración de regaliz, lanzamos un vermú elaborado tradicional, pero con la graduación alcohólica resultado de echar nuestra ginebra, y también una crema de ginebra con trufa negra destilada. Fue interesante dar con la forma de trabajarla, ya que esta no se puede calentar.

-¿Qué hicieron?

-La maceramos en alcohol de centeno y luego metemos este al alambique para destilarlo junto con el resto de ingredientes. Así conseguimos que se quede el aroma de trufa negra sin estropearla.

-No hace ni un año que salieron al mercado. Valóreme su situación.

-Estamos en casi 80 tiendas de toda España, en el espacio gourmet de El Corte Inglés y en bares. Eso es tres veces por encima de la previsión.

-La ginebra está de moda. ¿Eso es bueno o termina siendo malo?

-No hay nada más idiota que sacar ginebra y vermú (ríe). Está bajando el consumo de espirituosos, pero no la afición. Me explico: el dinero para salir es el mismo ahora que antes, pero se reparte de forma diferente y se tiende hacia un consumo más responsable y de calidad.

-¿Cómo diferenciarse?

-¿Qué bebemos en la mayoría de los casos cuando pedimos una ginebra? La que quiere el camarero. Nosotros no somos premium, odiamos ese término; somos auténticos. El 90% de las estanterías están llenas de destilados 'premium'. Es una palabra muy sobada, serlo ahora es de pobres.