Premios Agroalimentarios: La Peral, un modelo de empresa familiar exitosa
Más de un siglo después de su fundación, los quesos elaborados, que no renuncian a su proceso artesano, viajan desde Illas al mundo
Corría el año 1923 cuando Antonio León Álvarez dio el paso que marcaría a toda una familia. Con el verano recién estrenado, en la víspera de San Juan, fundó una quesería en el pueblo. Jamás imaginó que un siglo después las piezas viajarían desde Illas al mundo y su aventura devendría en modelo de empresa familiar exitosa.
Advertía Esther Álvarez en el año del centenario de la compañía que «las cosas no se hacen gratis y el amor hacia el trabajo y la familia es la base fundamental de cualquier empresa».
Generación tras generación, y ya van por la quinta, el saber se ha convertido en legado; también los valores, el apego al terruño… La Peral toma su nombre de la pequeña aldea del concejo que limita con Castrillón, Corvera, Las Regueras y Llanera. En la ladera del monte 'La Garita', camino del puerto de La Reigada, a 600 metros de altitud, la marca encontró su lugar en el mundo. Por eso, pese al inmenso crecimiento de una empresa hoy señera, su sede permanece en el pueblo.
Esa decisión no es baladí y dice más de la marca de lo que a priori pueda parecer.
Revela su obstinada persistencia por modernizarse, adaptándose a los tiempos y creciendo, en años, en proyecto y en horizontes, sin dejar de ser lo que siempre fue.
Refleja, además, una forma particular de entender los negocios, fomentando y manteniendo el empleo rural.
Desde allí elaboran, con la friolera de 1,5 millones de litros de leche anuales, gustosos quesos, todos ellos azulados, con moho noble y afinados con cuidado diario sin renunciar al proceso artesano. Desde que se recepciona la leche hasta que el producto ya está listo para vender, pasan en torno a dos meses y medio.
El más popular de todos los quesos que se elaboran en Illas hace honor a su nombre.
Es Estrella La Peral, untuoso, ligeramente picante pero sutil, elaborado con leche de vaca. A él se suma el Peralzola y Peñoceo, convertidos ambos en unos de los pocos quesos azules de leche de oveja, el primero, y de cabra, el segundo, elaborados en la región.