Cocina de aprovechamiento 'made in' Asturias: convierte las sobras en platos
Las croquetas de compango, el pote asturiano o la longaniza de Avilés con patatas pueden convertir las sobras en maravilla gastronómica
Guisar con fundamento, como diría el popular Arguiñano, es primordial para triunfar entre fogones pero la gestión de una cocina implica más cuestiones, muchas de ellas relacionadas con la organización de la despensa, los menús, los excedentes...
Calcular con tino la cantidad exacta de comida y ajustar raciones para tirar la menor cantidad posible se convierte a menudo en un desafío que trasciende la cuestión económica y atañe a la sostenibilidad. El planeta no puede permitirse los niveles de desperdicio alimentario que registra: cada año se desperdician 1.300 millones de toneladas de alimentos en el mundo
Aunque se trata de un problema a gran escala, cualquiera puede aportar su granito de arena para desprenderse de la culpa. Dejar a los comensales con hambre a menudo se convierte en uno de los grandes miedos de los anfitriones un temor que se transforma en pilas de comida que acabarán en la basura. O no.
La cocina de aprovechamiento resurge la mejor opción para ofrecer una segunda vida a los alimentos. Ya te hemos contado qué hacer con las sobras del arroz, cómo transformar un pollo en alimento para toda una semana, qué hacer con los restos de un cocido o las mejores secuelas de una fabada.
El recetario asturiano es rico en ideas para reutilizar los restos de una pitanza, desde las croquetas del compango, al mismo pote asturiano —en el que acaban a menudo las fabas del día anterior, acompañadas de las patatas y la imprescindible berza—, o las empanadas que asilan desde la carne guisada a los restos del bonito guisado.
Las patatas del cocido junto a la longaniza de Avilés, que bordan en Casa Tataguyo, son gloria bendita igual que los restos de cualquier pescado, aprovechadas sus espinas para convertirse en caldo, por ejemplo, de unas patatas a las que acompaña desmenuzada la carne del animal marino.
Los frixuelos, un postre, puede tornar en entrante o principal cuando abrazan alimento de todo tipo, de los quesos asturianos al salmón, ese pez que cada vez cuesta tanto encontrar en los ríos pero que el imaginario popular situaba hasta en las cláusulas contractuales de antaño.
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Longaniza de Avilés con patata del cocido de garbanzos
1. Hervimos la longaniza en el caldo de un cocido de garbanzos, vigilando el punto de sal, puesto que, cuanto más veces se cueza, mayor será el grado de sal y el exceso puede afectar al producto.
2. En él coceremos las longanizas y, en otro recipiente, también con el caldo, las patatas, previamente troceadas y con unas hebras de azafrán.
3. En un recipiente cerrado, añadiremos ¼ de litro de aceite de oliva y unos 100 gramos de pimentón ligermnete picante y lo dejaremos cocer de forma leve, dejando que se enfríe posteriormente.
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