La receta que debes tener para preparar llámpares
Abril y mayo son los mejores meses para disfrutar del característico molusco univalvo que se aferra a las rocas del litoral cantábrico
Es tiempo de llámpares. Abril y mayo son los mejores meses para disfrutar del característico molusco univalvo que se aferra a las rocas del litoral cantábrico, tan cotidiano que se integra el paisaje más común de las playas asturianas. Su presencia en los pedreros es prolija y no es raro, que de los arenales salten a los pucheros de una y tantas maneras: guisadas con junto a la cebolla, el vino y el jamón, afogadas, escoltadas por arroz o incluso acompañando unes fabes o unos fideos caldosos.
Les llámpares son, cuanto menos, curiosas. Por su potencia sabor por un lado pero también por su fisiología. Un trabajo científico liderado por ingenieros británicos constató que sus dientes, con los que roe la lapa a la que intensamente se abraza para alimentarse, son el biomaterial más sólido conocido. Más aún que la tela de una araña, que el grafeno o que el Kevlar que equipa los chalecos antibalas. Normal tener que tirar de cuchillo para separarlas.
Su nombre tampoco es el más común pero no tiene nada tiene que ver con la luz. Deriva, igual que lapa, como son habitualmente conocidas más allá de la tierrina, del término latina 'lappa' «nombre que recibía el lampazo, una planta cuyos frutos se adhieren fuertemente a los animales para diseminar las semillas».
Su devoción se concentra en el entorno del Cabo Peñas, en Villaviciosa y en Gijón. Precisamente, en Quintes y Quintueles, se celebran las jornadas gastronómicas de la llámpara, evento declarado por el Principado fiesta de interés turístico y que convierte a las localidades de Les Mariñes en embajadoras del singular molusco. El domingo llegaron a su fin con seis restaurantes implicados y raciones a 15 euros.
El tratamiento de les llámpares tiene enjundia porque un exceso de cocción les convierte en bocados duros y difíciles de comer. Solo unos pocos minutos son suficientes para lustrar el producto. Cuidado también con la sal. Lo común es que la traigan puesta, impregnadas del sabor del Cantábrico. Casa Kilo es uno de los templos del producto como lo es Casa Oliva, el primero Quintueles y el segundo en Verdicio.
Les llámpares pueden cocinarse de manera sencilla, cocidas durante un breve lapso de tiempo con un poco de aceite y sin más condimentos, o guisarse junto a la salsa de cebolla y el jamón o formar parte de platos más elaborados. Con estas dos recetas, el placer está servido.
Llámpares guisaes
Ingredientes:
- Dos cebollas
- Tacos de jamón
- Un cucharada de pimentón
- Un chorro de aceite
- Un kilo de llámpares
- Agua
Elaboración:
1. Pelamos y picamos en cuadraditos la cebolla y la pochamos en una sartén con un poco de aceite. Incorporamos el jamón. Añadimos el pimentón y un poco de sal.
2. En otra sartén, echamos les llámpares y el sofrito anterior. Dejemos al fuego hasta que les llámpares se despeguen.
Fideos con llámpares
Ingredientes:
- Medio kilo de fideos
- 600 gramos de llámpares
- Dos dientes de ajo
- Aceite de oliva
- Perejil
- Harina
- Agua
- Sal
Elaboración:
1. Cocemos los fideos al punto de sal, dejándolos al dente.
2. Hacemos una salsa marinera ligera. Cubrimos el fondo de una pota con aceite de oliva y echamos el ajo picado y, antes de que se dore, añadimos un poquito de harina. Cuando esté frita, añadimos agua y perejil y lo dejamos cocer.
3. Añadiremos a la marinera los fideos y les llámpares. Cuando los primeros adquieran color y les llámpares se separen, el plato estará listo.