Casa Aurina
Descanso de viajeros y reposo de mineros, ya no se encuentra: se reserva y acude
El puente de Peñaflor, paso real y jacobeo entre Oviedo, Trubia, Candamo, Avilés y Grado, contó con ventas famosas desde mucho antes de que Munuza pretendiera a la hermana de Pelayo, y tal vez ésta fuera una de ellas dada su primera ubicación en el frente mismo de la calzada, contra la áspera y vertical roca. Ahora, para ofrecer terrazas, merendero, estacionamiento y el continuo murmullo del río como música de fondo, se sitúa en una esquina verde de la ribera sobre la que cae a tajo la sierra del Pedroso. Apenas cuatro metros, y de la fiereza escarpada pasamos al bucolismo de pretiles, fuentes, cristaleras, parasoles que ejercen de paralluvias, mesas de madera y mármol y -resumiendo- asturianía profunda y concentrada que sirve, adobados con maestría y cariño, fabada, fabes con almejas, cabritu, pitu de caleya, carrillera ibérica, bacalao con tomate, callos y lo mucho que el San Martín produce.
Casa Aurina
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Dirección: Puente de Peñaflor, 5 - Peñaflor (Candamo)
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Tenéfono: 985 75 10 15
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Gerente y sala: Francisco González Cuervo
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Cocina: Purificación Sierra Álvarez
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Apertura: 1950
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Descanso: lunes
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Menú laborables: 9 euros
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Menú finde: 15 euros
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Sidra: Fran
Los codiciados pote de berzas, ensalada campera (que lleva patata cocida, tomate, bonito y cebolla) y arroz con leche, deben su fama a los mineros del caolín que aquí hubo, con trescientos trabajadores en 1970. La mayoría hacía cola entre pintas y culinos esperando el maná de Aurina.
Pero antes citemos al bisabuelo de Paco con el oficio en el mote: Manolo, 'El Madreñeru'. Él fundó la tienda-bar para dar bebida y reposo a las gentes y ganados de paso. Eladio y Conchita, hijo y nuera, iniciaron la feliz costumbre de ofrecer comida, y la tercera generación, Julio y Aurora, convirtieron los ensayos anteriores en el arte excelente que Pura, cuarenta años al lado de Aurina, renueva día a día.
Julio cambió el nombre de Casa Eladio a Casa Aurina, mientras Paco, el hijo, estudiaba y ayudaba hasta que decidió, fallecido su padre y jubilada su madre, mantener el nombre, el lugar y los contenidos; también decidió reparar la magnífica estufa de hierro procedente de las desmanteladas oficinas mineras, fuente de sanísimo calor cuando nos azotan días invernales.
¡Y Aurina porque está jubilada y merece descansar, que si no volvía encantada a potas, potes y fervores largos y lentos y atentos!
Carne guisada con patatines
Ingredientes para 4 comensales
600 gramos de carne de xata asturiana (recomendable la aguja)
- 1 cebolla
- 2 dientes de ajo
- 1 tomate natural
- caldo de carne natural
- 3 ó 4 patatas
- oliva extravirgen
- sal
Elaboración
1.Limpiamos la carne de toda dureza y grasa, la cortamos en dados, salpimentamos, doramos y sellamos a fuego fuerte en una cazuela con aceite de oliva, reservándola.
2. Picamos finino la cebolla y los dientes de ajo que sofreímos en la misma cazuela.
3. Antes de que dore, ponemos el fuego lento;que poche y quede tierno.
4. Blanqueado y pelado, cortamos el tomate sobre el ajo y la cebolla.
5. Salteamos, removemos, salpimentamos y, finalmente, añadimos los trozos reservados de xata.
6. Tras el primer hervor, vertemos el caldo ya preparado con huesos y hortalizas.
7. Una o dos hojas de laurel dan el toque definitivo asturiano, aunque últimamente parecen gustar menos que antes.
8. Tapada la cazuela, que cueza suavemente unas dos horas o más, añadiendo chorrinos de caldo si la salsa descendiera o espesara demasiado.
9. Freímos las patatas suavemente con un golpe de calor final: tiernas por dentro y crujientes por fuera.
10. Emplatamos por un lado las patatas y por otro la carne, napando bien la salsa.