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Fernando Fitz-James Stuart, Sofía Palazuelo y la reina Sofía. :: INSTAGRAM

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La Casa de Alba, centro de todas las miradas

La boda de los duques de Huéscar acapara toda la atención, un enlace que contó con la presencia de lo más granado de la alta sociedad española

ISABEL IBÁÑEZ

Lunes, 8 de octubre 2018, 04:24

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Nobleza obliga, y así debe ser incluso cuando se trata de organizar una boda, una fiesta por todo lo alto a la altura del 'alto standing', que anda por las nubes, inalcanzable para los viandantes arremolinados el sábado en torno a la 'alfombra roja' en que se convirtió la llegada de invitados al enlace de los futuros duques de Alba: Fernando Fitz-James Stuart y Sofía Palazuelo. Aunque de momento se contentan con el ducado de Huéscar -que sí existe y es un pueblecito granadino de 7.600 vecinos-, otorgado por Felipe II en 1.563.

El evento, que se ha convertido en el centro de todas las miradas, iluminó el firmamento aristocrático, y no solo por la ceremonia en sí, cooficiada por el padre Ángel. Tampoco por el lugar elegido, el Palacio de Liria, residencia de la familia Alba en Madrid -tienen otras-, 200 estancias repartidas en 3.500 metros cuadrados y el jardín privado más grande de la capital. Sino por los 300 convidados, cada uno de ellos empeñado en marcar tendencia abriendo la boca a los espectadores que contemplaban aquello; algunos gritaron '¡presidenta, presidenta!' a Esperanza Aguirre a su llegada; ataviada con vestido rojo y bolso de plumas a juego, se reía.

Plumas llevaba también el novio, pero en su gorro, pieza indispensable del uniforme de gala de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, fundada por nobles en 1670 y a la que pertenecen únicamente 250 personas, un grupo muy exclusivo, selecto. Completaba el 'look' con una casaca roja con bordados dorados, parecida a la que suele llevar un jefe de pista circense, la misma que usó su padre, Carlos Fitz-James, actual duque de Alba, para la boda con Matilde Solis, de la que está divorciado. También lo usó Cayetano Martínez de Irujo en su enlace con su exmujer, Genoveva Casanova. La novia optó por una creación de su propia tía, la diseñadora Teresa Palazuelo. Uno de los cotilleos fue que la joven no llevaba la tiara de la Casa de Alba debido a desencuentros en la familia, también allí cuecen habas.

Resultó una de las mayores concentraciones de la alta sociedad, según recoge la revista 'Hola', porque el que no era duque, era conde, barón, marqués, príncipe... o hijo o sobrino de alguno de estos. Incluso asistió la reina Sofía. Aunque no todos eran de rancio abolengo; sin duda uno de los momentos más impactantes fue la aparición del clan Ruiz de la Prada, con Ágatha vestida por ella misma de naranja a topos azules y escoltada por sus hijos, Tristán y Cósima, esta con capote de torero marca de la casa a modo de capa y tocada con montera roja. Como en la fiesta nacional.

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