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A la izquierda, la introducción y la primera frase del libro de la riosellana Enriqueta Rubín. A la derecha, primera página de la obra escrita en 1875. / REPRODUCCIÓN DE S. S. M.
Ribadesella busca a los descendientes de la escritora Enriqueta González Rubín
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Ribadesella busca a los descendientes de la escritora Enriqueta González Rubín

Ayuntamiento y asociaciones quiere rendirle tributo a la autora de la primera narración publicada en asturiano

JUAN GARCÍA

Sábado, 25 de octubre 2008, 04:15

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La aparición de un relato de la escritora y periodista Enriqueta González Rubín en el Palacio del Cuetu de Llanes ha servido para recuperar el nombre de esta riosellana olvidada. El ejemplar localizado por José Antonio Anca corresponde a la obra titulada 'Viaxe del tío Pacho el Sordo a Uviedo'. Fue impresa en el lejano año de 1875 y por lo tanto podría tratarse de la primera narración publicada en asturiano de forma individual. Pero al margen de este trascendente detalle, la figura de Enriqueta González Rubín había pasado inadvertida hasta que en el año 2003 la Consejería de Cultura del Principado de Asturias creó el Premio de Periodismo en Lengua Asturiana que lleva su nombre. Desde entonces han transcurrido cuatro ediciones de ese concurso literario -en noviembre se fallará la quinta-, pero la escritora de Santianes del Agua (17 de abril de 1832) continúa siendo la gran olvidada en su tierra natal.

A ese estado de indiferencia se refirió la Directora General de Promoción Cultural y Política Lingüística, Consuelo Vega, durante las celebraciones del 150º Aniversario del nacimiento de Darío de Regoyos, en noviembre del año pasado. «Es una figura que merece la pena conocer más y rescatar», dijo entonces la directora. Quienes siempre la han tenido presente son los Amigos de Ribadesella. Esta asociación cultural rescató una de sus obras ('Una boda por amor') en el número ocho de su revista La Plaza Nueva publicado a finales de 1999. Más recientemente, en el número veintidós de la misma revista (noviembre de 2006), se hacía una primera incursión histórica en lo poco que se conoce sobre su vida y se publicaba su poema 'Al Sella' y el relato corto 'Un indianu como hay pocos'. El autor de ese artículo y director de la revista, Juan José Pérez Valle, instaba entonces al Ayuntamiento de Ribadesella a paliar el olvido histórico al que Enriqueta González Rubín ha estado sometida desde su fallecimiento (9 de noviembre de 1877 en Infiesto).

Sin rastro

El alcalde de Ribadesella, presente en el acto de homenaje a Regoyos y conocedor de este injusto descuido institucional, anunció ayer que el Ayuntamiento de Ribadesella iniciará los contactos para localizar a sus descendientes y tributarle los reconocimientos que a buen seguro se merece. A pesar de que la escritora tuvo nueve hijos, nada se sabe de su familia. Según cuenta Juan José Pérez Valle en su avance biográfico, Enriqueta G. Rubín fue «huérfana de madre» a edad muy temprana y a los veintidós años se convirtió en madre soltera de un niño que fallecía a los tres meses. Cinco años después contraía matrimonio con el también riosellano Juan Echevarría Barrera.

De aquel enlace nacieron ocho hijos: María Consolación (1859), María Purificación (1861), Elmina (1863), Bernardo Rogelio (1864), Obdón (1866), María Enriqueta Lía (1868), Luz Enriqueta (1871) y Quirina Juana Enriqueta (1873). «De todos ellos, Purificación y Obdón fallecieron a edad muy temprana», cuenta el director de la Plaza Nueva. Cuando en 1881 el tifus causó la muerte de Juan Echevarría y los seis hermanos supervivientes se quedaron huérfanos de padre y madre, la mayor de la prole sólo tenía 22 años. La menor contaba con ocho años. Hasta la fecha no hay constancia alguna de lo acontecido con aquella descendencia.

Aquella familia numerosa no fue un impedimento para que Enriqueta G. Rubín pudiera desarrollar su creatividad literaria. Buena parte de sus artículos, poemas y narraciones se publicaron en el periódico 'El Faro Asturiano', donde llegó a divulgar una novela por entregas. Además, trece años después de su muerte, el director del periódico, Protasio González Solís, publicó sus 'Memorias Asturianas' (1890) en las que incluyó algunas de las obras que Enriqueta había escrito para aquel diario. Para firmar sus obras utilizó tres seudónimos: 'La Gallina Vieja', 'La Cantora del Sella' y 'Una aldeana del Sella'.

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