La alcaldesa pedirá a Vipasa la cesión de las viviendas de Cimavilla para arreglarlas

Precisamente, el plan de acción de la regidora se ajusta a las pretensiones de los vecinos de Contrueces, que acusan al Gobierno regional de no implicarse en la gestión del bloque de 156 viviendas públicas ubicado en la calle de Eduardo Varela. «Nos tratan como apestados», comentó Javier García, que tras más de dos décadas viviendo allí ha perdido la esperanza de ser tenido en cuenta. «Da igual las veces que les escribas. En el mejor de los escenarios, recibes una respuesta muy educada en la que de forma sutil te culpan del desperfecto», añadió este vecino. «La puerta de entrada a la vivienda está rota. Con un empujón cualquiera puede abrir y robarme mis pertenencias», lamentó.

Una situación que no le sorprendió a Samuel Fernández, que en su caso reclama el cambio de la bañera por una ducha. «Convivo con una persona inválida. No se trata de un capricho, pero parece que no les importa», puntualizó aunque no se trata del único problema de accesibilidad «ya que la rampa de entrada es tan estrecha que no permite el paso de la silla de ruedas».

Ante las constantes negativas de Vipasa a atender las peticiones de los vecinos, Podemos mantuvo un encuentro con ellos. El portavoz del partido, Rafael Palacios, volvió a calificar al Ejecutivo regional como «el peor casero que se puede tener». De hecho, llegó a acusar al PSOE de «estar contra la gente humilde» y exigió un plan de choque de inmediato. «Inundaciones en días de lluvia, humedades, condensaciones, ventanas de madera que se pueden caer en cualquier momento», enumeró. E insistió en pedir el cese de María Montes Miguel, directora gerente de Vipasa.

Además, la formación morada reclamó que la empresa de vivienda pública designe a una persona que supervise los viviendas sobre el terreno, para detectar las necesidades de los vecinos, «lo que permitiría evitar costes superfluos por haber demorado en exceso las reparaciones correspondientes».

Los vecinos también abordaron otras cuestiones, como algunas situaciones de inseguridad que viven.

«En ocasiones tengo miedo. Se escuchan muchos ruidos y conatos de peleas», asegura María González que en alguna ocasión pensó incluso en llamar a la policía. «Aquí uno viene a vivir, no a crear conflictos ni a practicar un ocio descontrolado que molesta a los demás», añadió.