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Para Azariel el de hoy va a ser un cumpleaños imposible de olvidar. El pequeño, que es gran amante de la fauna marina, llevaba varias semanas pidiéndole a su madre, Karina Salazar, ir al Bioparc Acuario de Gijón. Aprovechando la efeméride, Salazar decidió que una manera «fantástica» de celebrar los cinco años del niño era organizar una visita que hicieron junto con su abuela, Soledad Arredondo. Pero la verdadera sorpresa se la llevaron los tres. Al entrar por la puerta, la alegría era inmensa: Azariel era el visitante un millón de las instalaciones. Un título muy especial para un día también muy especial.
«Nos quedamos completamente sorprendidos. ¡No entendíamos nada», dice Salazar. Para premiar al visitante un millón, el acuario le regaló al pequeño un peluche de un ajolote gigante: «¡No sé dónde vamos a meterlo!», bromeaba la madre. Además, las tres generaciones pudieron disfrutar de un desayuno en la cafetería y participar en una visita privilegiada por las instalaciones.
Azariel tiene «una gran fascinación por los peces y animales marinos», señalaba su madre. Especialmente por «los tiburones, la manta raya y el pez payaso», algo en lo que la película 'Buscando a Nemo' tiene mucho que ver. Al ser vecinos de La Calzada, el acuario les queda «muy cerca», por lo que, «al menos cuatro veces al año», tanto el niño como la madre vienen a visitarlo. No es el caso de su abuela, para la que ayer fue su primera vez en las instalaciones. «Como sé que a mi nieto le encanta, llevaba tiempo pidiéndoles que me llevaran con ellos», señalaba Arredondo. «Amo el mar y me gusta todo lo que tenga que ver con ello, es algo que mi nieto heredó de mí», comentaba orgullosa. Ella tenía una «gran ilusión» por poder ver un caballito de mar, medusas o tiburones. «¡Hay tanta belleza en el océano!».
Durante esa visita especial, pudieron ver todos los estanques, pero también los entresijos que hay tras ellos, conociendo de primera mano todos los pasillos que conectan con las zonas técnicas en donde se encuentran los biólogos y veterinarios trabajando.
Además, la familia pudo visitar la zona de cuarentena, donde los animales que están enfermos, reproduciéndose o que vienen de fuera y deben hacer un proceso de adaptación se encuentran. Como colofón acudieron al Centro de Recuperación de Animales Marinos de Asturias (CRAMA), anexo al acuario. Dentro de este lugar se encuentran dos tortugas rescatadas.
Hace un par de semanas, desde el acuario ya esperaban pacientemente ese visitante número un millón. «Creamos una campaña, 'Un millón de historias', para que la gente nos contara su experiencia con nosotros», indica el director, Alejandro Beneit. «Los que han venido han podido ver por primera vez distintos animales. Todos cuentan esa emoción que sintieron, tanto de niños como de adultos».
Con un ritmo «bueno» de visitas, con más de 200.000 al año, esperan «llegar pronto a los dos millones», augura.
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