El mayor ejemplar de carabela portuguesa recogido en Asturias medía 28 centímetros de vela y pesaba 250 gramos
Las carabelas viajan en grupo, se alimentan de noche principalmente del 'pez linterna' y soportan temperaturas del agua de hasta quince grados
La carabela portuguesa, uno de los organismos más emblemáticos del neuston –el conjunto de organismos que viven en la capa superficial del agua, «tiene ... un ciclo de vida complejo» del que todavía quedan muchas preguntas por responder. Se sabe que se mueven en grupos, que aunque les gustan las aguas cálidas pueden sobrevivir con una temperatura del agua de 15 grados, que hay ejemplares machos y hembras y que la reproducción se produce en aguas profundas.
Publicidad
Las larvas planctónicas se desarrollan hasta convertirse en un individuo, juvenil primero, adulto más tarde. En un momento dado, cuando apenas mide unos pocos milímetros, desarrola una vela y emerge para crecer hasta alcanzar un tamaño máximo de unos 30 centímetros. Gracias a esa vela recorre los océanos impulsada por los vientos, además de por las corrientes marinas. Los tentáculos, que puede contraer y extender, pueden alcanzar cerca de los treinta metros de largo. El ejemplar de mayor tamaño, de los localizados hasta ahora en Asturias, se recogió el verano pasado en Luanco. Medía 28 centímetros de vela y pesaba 250 gramos. Todo el peso corresponde precisamente a los tentáculos venenosos.
Estómago exterior
Las carabelas portuguesas se alimentan de noche y en aguas abiertas, principalmente del denominado 'pez linterna', una especie que habita en las profundidades pero realiza una migración vertical por las noches, también para buscar alimento. Son los tentáculos de la carabela, que al navegar actúan como un 'ancla de capa', los que, cuando notan el contacto con los peces los 'abrazan' y tiran de ellos hasta acercarlos al estómago. Este es un órgano externo que genera una serie de enzimas que facilitan la descomposición del pez y su digestión. «Es un animal voraz, con un metabolismo muy activo», apunta Fernando Taboada.
A su vez, las carabelas tienen depredadores naturales, como las tortugas boba y de carey. También una especie nada frecuente por estas latitudes pero que ya ha llegado a las costas de Canarias, Andalucía o la Comunidad Valenciana: el dragón azul. Este molusco sin concha de pequeño tamaño viaja sobre ellas «hasta que se cansa y se las come», absorbiendo su veneno, lo que le da esa coloración azul.
1 año por solo 16€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión