
Fernando González Landa Pregonero de la Semana Santa en Gijón
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Fernando González Landa Pregonero de la Semana Santa en Gijón
Ingeniero de Caminos, Canales y Puertos, Fernando González Landa (Gijón, 1947) atesora un currículo envidiable que le ha llevado a presidir la Confederación Hidrográfica del ... Norte y el Club de Regatas, ser responsable del servicio de Obras Públicas del Ayuntamiento de Gijón durante más de dos décadas o presidir el Patronato de la Fundación Hospital de Jove, cargo que ocupa actualmente. Pero, por encima de todo, es un gijonés de pro que lleva la fe por bandera y que el próximo 12 abril abrirá los actos de la Semana Santa de Gijón en la iglesia de San Pedro.
–Es el encargado de dar el pregón. ¿Cómo recibió la noticia?
–Se dirigieron a mí las cofradías y yo inmediatamente les dije que ni hablar. Que soy un señor que está jubilado y que no alteren mi paz, que lo que quiero es exclusivamente disfrutar de hijos y nietos. Entonces me dicen que vea lo que hicieron anteriormente en el pregón Andrés Presedo, periodista jubilado de EL COMERCIO y amigo mío; el vicario general Adolfo Mariño, amigo mío, o Javier Fernández Costales, amigo mío también. Y, efectivamente, los vi y les dije: es peor el remedio que la enfermedad; viendo el sermón que han hecho estos hombres no contéis conmigo (ríe).
–¿Qué le convenció para aceptar?
–Lo consulté con don Javier, párroco de San Pedro e íntimo amigo mío. Ha casado a todos mis hijos y bautizado y confirmado a todos mis nietos, para mí es parte de mi familia. Le pedí ayuda y le dije: oye, convence a estas cofradías de que me dejen en paz. Pero nuevamente fue peor el remedio que la enfermedad y me contestó: no, tienes que ser tú. Como es mi amigo, en la parroquia de San Pedro reposan los restos de todos mis antepasados y encima soy gijonés y católico 'a machamartillo', como diría Pío Baroja, mi resistencia se vino abajo y aquí estoy.
–¿Ya se siente más preparado?
–No, porque todo esto empeora con el derbi regional de pregones (ríe). Después de aceptar yo, Oviedo nombra como su pregonero a un cardenal, así que tenemos un derbi regional en el que me siento como si fuera a subir a un ring a boxear con Mike Tyson. Pero a lo hecho pecho. Como dije, soy gijonés y católico 'a machamartillo', así que no tengo más remedio que colaborar con las cofradías.
–¿Por qué?
–Porque la tarea que hacen me parece extraordinaria. Se dedican a revitalizar, reforzar y mejorar una serie de tradiciones cristianas en los actos y las procesiones de Semana Santa. Consiguen que la Semana Santa sea algo más que una semana de vacaciones y celebran el aniversario de la pasión y muerte de Jesucristo.
–¿Cómo recuerda la Semana Santa en el Gijón de su infancia?
–No tenía nada que ver con la actual. Era una Semana Santa, quizá, exagerada. Recuerdo que había vía crucis y estaciones, había que hacer 14 visitas a las iglesias y se restringía la circulación de vehículos por la ciudad… Yo me llevé más de un capón porque no se podía ni cantar ni silbar ni nada. Eran unos días en los que se pedía el máximo de respeto. Se tapaban las imágenes en las iglesias y se destapaban después del Domingo de Resurrección.
–¿Y cómo ve la de ahora?
–La actual ha ido derivando cada vez más, por el laicismo que impera, a ser simplemente una semana de vacaciones. Yo me resisto a que las Navidades y la Semana Santa sean una semana de vacaciones. Está bien que lo sean, pero que conserven su sentido y su contenido, tanto del nacimiento como de la muerte de nuestro Señor. Dar el pregón es colaborar de alguna manera a eso.
–Pero en los últimos años ha experimentado un revulsivo.
–Sí, y eso ha sido gracias a las cofradías. Por eso les expreso mi agradecimiento por rescatar y mejorar una serie de tradiciones nuestras de las que tenemos que estar orgullosos.
–¿Tiene algún día preferido?
–El Domingo de Resurrección, porque acaba con la resurrección de Jesús y representa el comienzo de una nueva época para la humanidad: la de la civilización cristiana, basada en los valores del cristianismo. Por eso invito a los gijoneses a participar con ese mismo orgullo en todos los actos de la Semana Santa, para engrandecerlos y honrarlos todo lo posible.
–¿Qué es lo mejor de ser el pregonero?
–Todo tiene sus consecuencias positivas y una de ellas es que varios hijos y nietos ya me han manifestado su deseo de apuntarse a las cofradías. Me parece bárbaro.
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