Derrumbe mortal en Gijón: «De golpe y porrazo se vino abajo»

Nadie se explica cómo pudo ocurrir el accidente que costó la vida a dos operarios y heridas leves a otros dos cuando realizaban una sencilla obra de mantenimiento en el colegio San Vicente de Paúl. Vicente Moirón es quien salió mejor parado, ya que su yerno, David Velasco, y el primo de este, Andrés Velasco, resultaron fallecidos, al tiempo que un cuarto trabajador, ceutí y conocido como Camel, solo sufrió lesiones en una muñeca, aunque tuvo que ser trasladado al Hospital de Cabueñes para ser atendido de sus heridas.

Vicente Moirón aseguró a EL COMERCIO que todo ocurrió «de golpe y porrazo». Según explicó, «estábamos colocando pladur y de golpe y porrazo se vino abajo. Era una obra normal, para cambiar el pladur». Según apuntó, no había visto ningún posible problema en la estructura del edificio: «No lo vi nada rajado ni doblado. Nada de nada. Corriente y moliente».

Los cuatro trabajadores pertenecen a una empresa que llevaba tres días trabajando en el colegio y esperaban terminar la faena hoy mismo, tras cambiar nueve metros cuadrados de pladur.

Hasta el lugar del accidente se desplazó el presidente del Principado, junto a la alcaldesa de Gijón, Ana González, y la consejera de Educación, Lydia Espina. Barbón dijo que «es una tragedia. Cuando me avisaron acababa de terminar una reunión. Ya estaba de camino la consejera de Educación pero yo mismo quería estar aquí, junto a la alcaldesa, acompañando a los miembros de la Corporación. También hemos estado con la gente del colegio».

El presidente añadió que «ahora toca, a quien proceda, que explique lo sucedido, pero es una enorme tragedia que se haya hundido parte del forjado y se lleve la vida de dos personas». Adrián Barbón quiso mostrar la solidaridad del Ejecutivo asturiano «con las familias y el pueblo de Gijón, y decirles que estamos con ellos, que están en shock».

También muy afectada se vio a la alcaldesa de Gijón, quien calificó lo sucedido como «un acontecimiento terrible, una desgracia». Y es que «desgraciadamente dos de los trabajadores quedaron atrapados por el derribo y la intervención de los bomberos no evitó que hayan fallecido. Se había acumulado mucho peso encima de ellos y desgraciadamente los dos han muerto».

Ana González quiso trasladar «nuestro afecto y cariño a la familia, que lógicamente está absolutamente destrozada, porque al final cuatro personas salen a trabajar por la mañana y les pasa esto. También quiero manifestar nuestras condolencias al colegio; la comunidad educativa está muy afectada». Por el lugar del suceso pasaron el director del centro y antiguas hermanas de la congregación, a quienes la regidora señaló que «cuentan con todo el afecto de sus vecinos».

Desde la calle Ezcurdia estaba observando el edificio Antonio Flórez, un aparejador que se dedica a la inspección técnica de edificios. A la vista de cómo estaba el inmueble, dijo que la causa del derrumbe pudo haber ido el agua: «Por la acción del agua, estos elementos estructurales tan antiguos pueden estar debilitados». Hizo especial referencia a una fisura claramente visible en la esquina del edificio, «que indica que hay una patología previa y parece que se va abriendo un poco más cada vez». Flórez remarcó que los bomberos, además de tratar de localizar los dos cuerpos que permanecían desaparecidos, también se afanaban en «aligerar la carga para evitar el colapso del forjado de la tercera planta».

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