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P. LAMADRID
GIJÓN.
Domingo, 14 de enero 2018, 01:08
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«Son muchos días y estamos preocupados». Así expresa Marcos Souto la angustia que vive su familia por la desaparición de su sobrino. Israel G. S., de 16 años, desapareció del domicilio familiar, situado en El Cerillero, el pasado 1 de enero. Se hallaba interno en el centro de menores de Sograndio desde hacía casi dos meses y le habían dado permiso para pasar la Nochevieja con su familia, el segundo desde su ingreso. El primer día de 2018 le tocaba regresar, pero no lo hizo. Hacia las 19.30 horas, media hora antes de tener que salir en dirección al centro de menores, Israel se escapó del domicilio familiar, donde vive con su abuela.
«Parece que lo tenía planeado», explica su tío. El adolescente en ningún momento manifestó que no quisiera regresar a Sograndio y la familia sospecha que se encuentra con su pareja sentimental, una joven de 28 años. Sus allegados creen que puede estar escondido en casa de su novia, vecina de El Natahoyo, o de algún conocido. Ante esta situación, el tío de Israel, que avisó al centro de menores desde el primer momento para denunciar su desaparición, lanzó el viernes un llamamiento a través de las redes sociales para intentar averiguar el paradero de su sobrino.
Israel ha sido visto en Antromero (Gozón) y durante varios días seguidos en un establecimiento de La Calzada, adonde acudía a comprar tabaco en compañía de su pareja. Además, una persona de confianza de la familia lo vio en la calle Cabrales el pasado 5 de enero. Israel es rubio, de ojos claros y complexión delgada. Mide 1,70 metros aproximadamente. Tiene la marca de un 'piercing' en una de sus cejas. Los amigos del joven no han podido aportar información alguna sobre su paradero. Sus familiares piden a Israel que llame a casa para dar señales de vida.
Es el segundo caso de menores fugados conocido esta semana. El pasado viernes, la Policía Nacional interceptó a dos chicas que se habían escapado del centro de menores de Llanera gracias a la colaboración de los vigilantes de la estación de ferrocarril. Los guardas de seguridad observaron una actitud sospechosa en las jóvenes, de catorce y quince años. Y uno de ellos reconoció a la mayor como la adolescente cuya familia había denunciado su desaparición a través de las redes sociales.
Ambas protagonizaron una persecución por la vía pública al intentar escapar de los vigilantes, primero, y luego de la Policía.
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