Emulsa prevé la recogida separada de 6.900 toneladas de residuos orgánicos en 2020

Emulsa empezará a distribuir a partir de mañana por las calles de El Llano 176 contenedores marrones para residuos orgánicos, sumando el barrio a los que ya separan esta fracción de basura junto a las tradicionales de envases (amarillo), vidrio (verde) y papel (azul). Se trata del penúltimo paso para la implantación de esta recogida en toda la ciudad, clave para acercar a Gijón al cumplimiento de los objetivos de reciclaje y reducción de residuos que marca la Unión Europea. En 2020, cuando estos contenedores alcancen prácticamente todo el casco urbano y dupliquen la población a la que prestan servicio actualmente, Emulsa prevé recoger de forma separada para su posterior aprovechamiento 6.900 toneladas de residuos orgánicos, que serán casi diez veces más que las que se contaron en 2018.

En marzo de 2015, el Polígono de Pumarín fue el escenario elegido para un proyecto piloto en el que se instalaron 48 contenedores con los que ese año se recogieron 140 toneladas de residuos orgánicos. En 2016, aún con ese barrio como único ámbito de actuación, la recogida de este tipo de restos se elevó hasta los 248 toneladas, que equivalían al 0,2% del total de residuos urbanos. 2017 fue el año de la primera expansión, con la instalación de contenedores en Nuevo Roces, Viesques y Montevil. Cuando finalizó el ejercicio, se habían recogido 491 toneladas de residuos orgánicos, el doble que un año antes. En 2018 el servicio se amplió a La Calzada, El Lauredal, Jove y parte de El Natahoyo, logrando elevar la recolección hasta las 710 toneladas.

Este año el contenedor marrón se extendió durante el primer semestre por el grueso de las zonas sur y este de la ciudad, llegando a calles de Contrueces, El Coto, Roces y Montevil, entre otros barrios. A día de hoy, en Gijón la recogida separada de residuos suma un total de 694 contenedores, a disposición de 110.089 vecinos. Con su implantación en El Llano a partir de mañana, cuando finalice 2019 la población atendida alcanzará las 139.899 personas. La previsión de Emulsa es que esto permita elevar la recuperación de este tipo de restos hasta las 2.400 toneladas, que supondrían más del triple que el año pasado. Representarían ya el 1,9% del total de residuos urbanos, si se toma como referencia el dato de 126.845 toneladas del año pasado.

A lo largo del primer semestre de 2020 el servicio se ampliará a las calles del Centro, Cimavilla, Laviada, La Arena, El Bibio, Moreda, Poniente y el resto de las de El Natahoyo y Ceares. En total, en esta nueva fase de expansión se instalarán 620 contenedores que darán servicio a 104.205 vecinos más. Con ellos la población con un contenedor marrón en las inmediaciones de su domicilio se elevará hasta las 244.104 personas, más del doble de la actual. Y la previsión de recogida de residuos orgánicos se eleva hasta las 6.900 toneladas. Sería más de lo que se recogió el último año tanto de vidrio (5.234 toneladas) como de envases (4.408), y un 5,4% del total de la basura que se genera. Con este incremento, además, el reciclaje y recuperación de residuos, sumadas todads las fracciones, se situaría por encima del 30%.

La ampliación de este servicio a toda la ciudad obligará a un refuerzo del personal dedicado a este tipo de recogida, una de las razones esgrimidas por Emulsa para justificar la subida del recibo de la basura a partir del 1 de enero de 2020, que en el caso de los domicilios pasará de 10,5 a 11,5 euros cada bimestre. En concreto, se prevé pasar de uno a tres equipos diarios de recogida en el turno de noche y en el diurno se plantea crear uno específico dedicado a los grandes generadores de este tipo de restos.

En paralelo a la distribución de los contenedores, Emulsa desarrolla en cada nueva zona de ampliación de la recogida orgánica campañas de sensibilización e información que en el caso de El Llano dará comienzo el 1 de noviembre. Durante dos semanas habrá un punto informativo fijo en el centro municipal, al que se sumarán quince puntos itinerantes, charlas, visitas a «generadores singulares» de este tipo de residuos, concursos en colegios y acciones de calle.

La semana pasada, coincidiendo con la celebración del Mercado Artesano y Ecológico en la plaza Mayor, se instaló un contenedor marrón que invitaba a la gente a acercar la Tarjeta Ciudadana para abrir su tapa. Al hacerlo, en su interior se encontraban un panel que mostraba qué tipo de restos se deben depositar en él (restos de comida cocinada, frutas, verduras, carne, pescado, huesos, pan y bollería; cáscaras de frutos secos, marisco y huevos; posos de café, bolsas de infusiones, corchos, cerillas, palillos, serrín, servilletas de papel usadas, flores y plantas) y explicaba el posterior tratamiento que reciben.

Los camiones de Emulsa llevan estos residuos hasta la planta de biometanización y compostaje de Cogersa, «donde millones de microorganismos, en tanques digestores y pilas de compost, los transforman en nuevos recursos». Por un lado, se obtiene biogás, utilizado para la producción de energía eléctrica. Con el que se produce en un año «se podría cubrir una demanda equivalente al consumo anual de 2.000 hogares». Por otro, se produce compost, esto es, abono. «Con 5.600 toneladas, podríamos abonar una extensión equivalente a toda la parroquia de Lavandera», explica Emulsa.

Además de acercar el nuevo contenedor a toda la población, la empresa municipal prepara medidas para fomentar su uso en detrimento de los de residuos generales. Entre ellas estudia la posibilidad de bloquear varios días de la semana la apertura de los contenedores en los que se deposita la basura mezclada, para 'forzar' que se acuda a los de residuos orgánicos, pues de lo contrario estos restos, que son los que generan olores, se acumularían varios días en el domicilio. El nuevo modelo de contenedor general que se está instalando en paralelo a la llegada de la recogida orgánica permite esta posibilidad.