Probar un paracaídas o ser uno más de la Patrulla Aspa: «¡Es impresionante!»
Agrupac-Astur instaló una carpa en el Náutico para experimentar lo que se siente al portar todo el equipo en una caída libre
Los Jardines del Náutico se convirtieron este domingo en una cantera de aspirantes a convertirse en futuros paracaidistas. A falta de una hora para que ... comenzasen a sobrevolar la bahía de San Lorenzo las 24 aeronaves civiles, militares e institucionales que participaron en el XIX Festival Aéreo de Gijón, una singular carpa verde allí instalada comenzó a llamar la atención de curiosos y paseantes. «¿Qué es eso que hay allí? Parece que están regalando algo», comentaban algunas personas que se acercaban al paseo del Muro para coger sitio para la exhibición.
No se trataba de otro puesto de 'merchandising' –de los muchos repartidos a lo largo del Muro– ni del estand de la Patrulla Aspa para adquirir todas sus prendas y accesorios, sino de la novedosa iniciativa de Agrupac-Astur para acercar el paracaidismo al público y rendir homenaje a quienes lo han practicado con disciplina y vocación.
Bajo la lona, aficionados de todas las edades pudieron experimentar, aunque simbólicamente, lo que se siente al portar un paracaídas. Ataviados con arneses y mochilas reales, y guiados por antiguos soldados ahora reconvertidos en instructores, los participantes se colocaron el equipo, recibieron explicaciones técnicas y escucharon atentamente las anécdotas que los veteranos tuvieron a bien contarles. «Pesa mucho más de lo que parece a simple vista, ¡es impresionante!», aseguró un pequeño de diez años a sus padres tras probar el equipo.
Exhibición de honores
Aunque nadie despegó los pies del suelo, fue una experiencia intensa. Algunos niños se asombraban por el peso del equipo, mientras que los adultos se interesaban por las historias que narraban quienes han descendido del cielo en misión.
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También allí, la Patrulla de Honores del Ejército del Aire y del Espacio realizó una exhibición en la que los soldados se agruparon en armonía y elevaron sus armas al cielo, lo que desató una gran ovación del público.
Cuatro autobuses desde Palencia y hasta una familia de Irlanda
El domingo la ciudad volvió a mirar al cielo con emoción durante la celebración del Festival Aéreo, un evento más que consolidado y cita imprescindible del verano gijonés. Pero no solo los locales alzaron la vista: también lo hicieron cientos de visitantes que viajaron a Gijón expresamente para disfrutar del espectáculo, como los más de 200 aficionados al mundo de la aviación que llegaron desde Palencia a bordo de cuatro autobuses fletados exclusivamente para la ocasión. Y es que su impacto ha llegado a traspasar fronteras. Entre los más de 300.000 espectadores que congregó el certamen en esta decimonovena edición, había también una familia irlandesa «enamorada de Gijón» que decidió venir expresamente en estas fechas para poder ver seguir en directo el espectáculo.
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