«Sirva este homenaje para toda la infancia que padece una situación de guerra»
Instituciones y colectivos memorialistas conmemoran en El Arbeyal el 88 aniversario de la evacuación de niños y niñas desde El Musel hacia la Unión Soviética por la Guerra Civil
Gijón volvió a recordar este domingo uno de los episodios más desgarradores de la Guerra Civil en Asturias al cumplirse el 88 aniversario de la evacuación de los 1.200 niños que partieron rumbo a la antigua URSS desde el puerto de El Musel para escapar de los horrores del conflicto. Y lo hizo, desgraciada e inevitablemente, con la mirada puesta en el sufrimiento actual que están ocasionando otros conflictos, como los de Ucrania y, especialmente, Gaza.
Todos los que este domingo intervinieron en El Arbeyal, junto al monumento que recuerda aquel hecho histórico, condenaron con rotundidad lo que está sucediendo en Palestina y se guardó un minuto de silencio «por los acontecimientos, la masacre y el desastre que está sufriendo Gaza, sin adjetivar, sin utilizar ningún adjetivo de calificación porque no merece la pena, todo el mundo vemos las imágenes», pidió Francisco Lago, presidente de la Asociación Niños de Rusia, organizadora del acto.
«Sirva este homenaje como recuerdo vivo y solemne para toda la infancia que en la actualidad padece una situación de guerra y sufre las consecuencias de una invasión, como hoy sucede en Gaza, donde los más pequeños vuelven a ser las víctimas inocentes de la violencia», pidió Montserrat López Moro, concejala de Cultura del Ayuntamiento de Gijón.
«Recordar a los niños y niñas de la guerra nos obliga a alzar la voz frente a cualquier injusticia y a reafirmar desde nuestra memoria y nuestra responsabilidad el compromiso con la paz y la protección de la infancia en todo lugar y en todo tiempo», añadió. La edil forista consideró «inevitable no alzar la voz ante la salvajada que se está cometiendo en Gaza, porque recordar a los niños y niñas de la guerra en Asturias nos obliga también a denunciar cada injusticia presente contra la infancia en cualquier lugar del mundo».
En primera fila, muy emocionada, la única 'niña de la guerra' que pudo acudir este año a la conmemoración, Beatriz Ángeles Cuesta Andrés, que a sus 95 años guarda «buenos recuerdos» de su vida en la Unión Soviética hasta su regreso el 2 de enero de 1982, «con todo lo difíciles que fueron esos años», matiza, también con «el hambre y el frio, sobre todo el frío», guardados en la memoria.
Francisco Lago quiso poner el acento también en el trabajo de documentación que desarrolla su asociación para que la juventud actual conozca lo ocurrido en España durante la Guerra Civil. «Nos preocupa muchísimo. Al menos tienen que enterarse de lo que sus antecesores pasaron, de las dificultades que pasaron, de todos los viajes que tuvieron que hacer, de toda la evacuación desde España y luego desde Rusia por la invasión de los alemanes en el 41», remarcó.
La directora general de Memoria Democrática del Gobierno asturiano, Begoña Collado, abogó por la «transmisión de memoria y con esa firme defensa de lo que es la libertad, de lo que es la paz, de lo que es la justicia y en fin, de lo que es la democracia». Y tampoco pudo evitar referirse a la situación en Palestina. «Desde luego hay muchísimas guerras y conflictos en el mundo, pero ninguno televisado como ese genocidio que está sufriendo Gaza, que hace que la inmensa mayoría de la población de todos los países del mundo nos sintamos totalmente estremecidos», comentó.
El acto de este año contó también con la presidenta de la Autoridad Portuaria de Gijón, Nieves Roqueñí, que destacó que El Musel «fue entonces escenario de una de las imágenes más duras de la guerra, familias rotas por la necesidad de proteger a sus hijos, despedidas llenas de incertidumbre y barcos que se convertían en un puente hacia un destino desconocido». «Su memoria nos interpela en el presente, nos obliga a reafirmar nuestro compromiso con la paz, con la justicia y con la dignidad humana», añadió.
En representación del Ateneo Obrero de Gijón y de la Asociación Lázaro Cárdenas, intervino Carlos González Penalva, que además de hacer un repaso histórico, reclamó para la actualidad el compromiso de «convertir la historia de los niños de la guerra, de sus maestras y de las redes de acogida en materia de estudio cívico». También pidió «un compromiso institucional para reforzar los convenios de investigación, archivo y difusión entre Asturias y la hoy San Petersburgo y con las instituciones de memoria democrática de los países de acogida, abrir líneas de hermanamiento municipal y cultural que actualicen aquellos lazos con proyectos concretos, becas, intercambios escolares, itinerarios de memoria y cooperación científica». «Hacer de Asturias una tierra activamente hospitalaria para la infancia refugiada de hoy y exigir a todas las administraciones recursos suficientes, políticas de integración lingüística y educativa y garantías sociales para las familias desplazadas por guerras y bloqueos», fue otra de las reivindicaciones de González Penalva.
El acto finalizó con las ofrendas florales de los colectivos convocantes, así como del Ayuntamiento de Gijón, representado por López Moro; de la Agrupación Socialista de Gijón, a cargo de la portavoz municipal Carmen Eva Pérez; y de Izquierda Unidad de Gijón, por su coordinador local y próximo concejal del Ayuntamiento, Alejandro Farpón.