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Habla la mujer que ayudó a detener al asesino de la inmobiliaria de Gijón: «Lo vi todo y le hice fotos. Pasé bastante miedo»
Sonia Menéndez fue distinguida durante el acto de la Policía Local de Gijón como pieza clave para la inmediata detención del autor del crimen que terminó con la vida del dueño de una inmobiliaria en el barrio de El Coto
Sonia Menéndez fue una pieza clave para la inmediata detención del autor del crimen que terminó con la vida del dueño de una inmobiliaria en el barrio de El Coto. «Estaba justo al lado y vi cómo lo mataba. Me puse nerviosa porque el hombre venía hacia mi», apuntó. Su heroica actuación fue reconocida este lunes, durante el acto patronal de la Policía Local de Gijón, en la que se distingue a aquellos ciudadanos que contribuyeron a hacer de la ciudad un lugar mejor con intervenciones como la suya.
Acto seguido sacó el móvil y le hizo varias fotos. A los agentes de la Policía que llegaron a la escena del crimen les dio una descripción detallada del fugitivo, quien en cuestión de minutos fue detenido por las autoridades. «Hice lo que tenía que hacer. Fue una situación muy impactante. Cuando fui a socorrer al hombre quedé impresionada», reconoció.
El crimen de la inmobiliaria
Ocurrió el 21 de septiembre de 2023. Felipe A. R. lo esperó a pocos metros de la agencia inmobilaria, agazapado entre dos coches, aparentemente tranquilo y con un objetivo claro. Nada más que Francisco Javier Rodríguez Tobajas aparcó en doble fila delante de su negocio, en la esquina de las calles Campo Sagrado y Peñalba, en Ceares, fue directamente hacia la puerta del conductor, abrió y le asestó varias puñaladas en el pecho y en el cuello.Herido de muerte, el gestor inmobiliario consiguió salir del vehículo y caminar varios metros hasta la puerta de la oficina. Buscaba ayuda desesparado mientras, según los testigos, los gritos de dolor conmocionaban al barrio. Cayó desplomado cuando su hija, que trabajaba con él, salió y vio a su padre perdiendo sangre y al agresor a pocos metros, «impasible y paseándose con el cuchillo». Fue detenido por la Policía Local unos minutos después en las inmediaciones y no opuso resistencia alguna.
Culpabilizaba a Francisco Javier Rodríguez Tobajas de haberle «arruinado la vida». «Se la tenía jurada». Cuando Felipe A. R. se enteró por la Policía de que el gestor inmobiliario acababa de fallecer esbozó una amplia sonrisa y sentenció: «Ahí está bien». Llevaba tiempo rumiando la idea después de una transacción económica que, según él consideraba, había acabado por dinamitar su matrimonio y le había abocado a vivir en un piso compartido en Contrueces, su barrio de siempre.
Fue un préstamo rápido y a intereses altos que le concedió Rodríguez Tobajas y por el que acabó perdiendo el piso familiar. No habría podido hacer frente a la deuda contraída y el prestamista habría optado por ejecutar el embargo de la vivienda. Se quedó en la calle, los problemas conyugales acabaron en separación y tuvo que buscar alojamiento en una habitación de alquiler.