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Arturo Fernández con dos amigas tras el Descenso del Sella del año 1949
Arturo Fernández

Arturo Fernández

La estela de un asturiano y singular gijonés

Janel Cuesta

Gijón

Lunes, 10 de marzo 2025, 01:00

Es notorio que en estos últimos casi seis años que transcurrieron desde el triste fallecimiento de 'nuestro' gran Arturo Fernández, la huella que ha dejado a su paso por este mundo ha dado lugar a numerosos artículos de prensa, programas de radio y televisión, y aquí en su Gijón del alma no podía ser menos, más aún cuando espontáneamente casi cuarenta mil gijoneses han rubricado con su firma la petición de una escultura que lo recuerde para venideras generaciones, porque es obvio que los que hemos vivido y disfrutado de su amistad, compañía dentro y fuera del escenario, y sobre todo de su asturianismo y reconocido gijonesismo, no precisamos de nada en concreto para tenerle presente.

Tras este obligado preámbulo, entramos en materia, dado que por circunstancias que se desconocen y notoria falta de información, lo cierto es que reiteradamente en diversos medios insisten en afirmar que Arturo Fernández nació en lo que antaño se conocía como La Puerta de La Villa, y ahora sería el comienzo de la Avenida Schulz, algo que no tendría mayor importancia si no fuese que las circunstancias nos permiten contar con medios escritos y oficiales para aclararlo y para dejar las cosas claras de una vez, transcribimos a continuación el acta de nacimiento de nuestro personaje de hoy, que él mismo afirmaba haber nacido en 'El Parrochu' el 21 de febrero de 1929, y que su padre se entretuvo en un chigre tomando unos 'culinos' de sidra, no se acordó de inscribirle en el Registro Civil hasta el año siguiente. Y quizá fuese cierto, ya que el acta dice: «En la villa de Gijón, a las nueve del día diez den de mil novecientos treinta, ante D. Genaro Palacio Sánchez, Juez Municipal del Distrito Occidente, y D. Ramón Menéndez Morán y Llanos, Secretario. Compareció D. Arturo Fernández García, natural de Gijón, de treinta años de edad, casado, mecánico y domiciliado en la Travesía de Sanz Crespo, con objeto de que se inscriba en el Registro Civil un niño, y al efecto como padre del mismo declaro: Que dicho niño nació en la casa paterna el día seis del corriente a las dieciocho horas. Que es hijo legítimo del declarante y de D.ª Dolores Rodríguez Fanjul, natural de Riaño, de veinticinco años de edad, casada, y domiciliada en el de su marido. Que es nieto por línea paterna de D. José María Fernández y de D.ª Sabina García, naturales de San Martín del Rey Aurelio, y de Tineo él, difunto, y por la materna de D. José Rodríguez y de D.ª Concepción Fanjul, naturales de Riaño en La Felguera, difuntos, y que al expresado niño se le puso el nombre de Arturo. Todo lo cual presenciaron como testigos D. Abelardo Blanco García y D. Victoriano Escandón Rendueles, mayores de edad y vecinos de Gijón. Leído Íntegramente este acta…, se estampa en ella el sello del Juzgado Municipal y la firmaron el señor Juez, los testigos y al compareciente, de que doy fe». Siguen el sello del Juzgado y cuatro firmas.

Una vez dejado bien claro el lugar de nacimiento de Arturo, que fue el 'Turote' de los muchos amigos de infancia y juventud, siendo alumno del Colegio de las Hermanas de La Caridad en el edifico que ahora es Museo Piñole y luego en el Colegio de San Eutiquio de 'Los Baberos' en el Cerro de Santa Catalina. Vamos a mencionar lo que es difícil de saber si se dice en serio o en broma que: «Arturo no se sentaba ni para ponerse los calcetines», cuando el que esto escribe puede presentar más de una docena de fotos sentado en diferentes momentos de su venturosa vida. Sirvan de ejemplo las fotos que acompañan estas líneas, y al fin y al cabo son las autoridades municipales cuya corporación preside la alcaldesa Carmen Moriyón quienes han tomado la esperada y no menos afortunada decisión de inmortalizar su persona con una escultura, que de una u otra forma y en uno u otro lugar, en este caso en concreto podemos afirmar que «el fin justifica los medios», y sin duda alguna el 'todo Gijón' espera que la decisión final sea la más acertada y acorde con la vida y obra de nuestro admirado y nunca olvidado Arturo Fernández. Los gijoneses ya pueden estar tranquilos. Arturo Fernández no tardará en contar con una escultura en su Gijón del alma.

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