Javier Díaz y Manolo Bordé
Dos 'locos' por la ciudad de sus amores
Hace 35 años, exactamente el día 11 de febrero de 1990, en estas páginas se daba cuenta por primera vez de haber escuchado una emotiva canción dedicada a Gijón, interpretada por un cantante de La Calzada llamado Víctor Manuel García González, acompañado de su guitarra, en el pub que él mismo regentaba y animaba con sus actuaciones en la calle del Rosario en Cimadevilla. Poco después dedicábamos otro artículo a Javier Díaz Gontín, un chaval de Oviedo, de Trubia más concretamente, donde había comenzado su forma de expresarse a través de la música, autor de dicha canción y que con frecuencia acudía a la que ya se conocía como Casa Víctor en Cimadevilla, y constantemente hacía gala de su imparable creatividad interpretando sus propias canciones: 'Un gallego en la Luna', 'Quiero volver', 'Asturias', 'Un minero', 'Promesa a Covadonga' y 'Un tractor amarillo' con las que años más tarde recorrería medio mundo, cuando con sus dos amigos Mario Mosteiro y Carlos Álvarez había formado el trío 'Zapato Veloz'. Todas sus canciones se siguen cantando en Europa y América, pero ninguna ha calado tan hondo y dado lugar a tantas emociones y consecuentes adaptaciones como 'Gijón del alma'.
Javier Díaz Gontín, después de una década de éxitos y lógica vida ajetreada de país en país y de escenario en escenario, decidió retomar la vida familiar instalándose definitivamente en 'su' Gijón del alma y de 'sus' amores, donde nunca ha dejado de componer. Un buen día le llamaron de Radio Enol para darle un premio a su trayectoria musical y allí se encontró con Manolo Bordé, otro gran músico al que no veía desde hacía más de cuarenta años, cuando éste formaba parte de grupos musicales que hicieron historia como 'Los Juveniles', 'Los Jaguar', 'Los Galaxias' y 'Los Almirantes', entre otros.
José Manuel Sánchez Iglesias, artísticamente Manolo 'Bordé', por aquello de que 'bordaba' las melodías a través de su prodigiosa guitarra, nació en El Llano de Arriba el 4 de mayo de 1952 y sus primeros recuerdos musicales le llevan a las bambalinas del Teatro Jovellanos donde su padre trabajaba de tramoyista, y él pudo escuchar y aprender las canciones de las zarzuelas, el flamenco y las melodías de todos los cantantes que actuaban en dicho teatro. Su pasión por la música le llevó a tocar la bandurria primero y luego la guitarra, y cuando acudió por primera vez a un profesor de música, éste le mando que tocase cualquier cosa, y al escucharle exclamó: «Chavalín, aquí no tienes nada que aprender».
Himno para Santa Ana
Manolín 'Bordé', tras una exitosa carrera que le llevó a ser un cotizado guitarrista, compaginándolo con los estudios en el Conservatorio, donde se licenció como profesor de guitarra, se dedicó a la enseñanza con escuela y métodos propios, y aunque se retiró de los escenarios al cumplir medio siglo de vida, nunca dejó de componer canciones, de hacer arreglos para otros músicos, y no pocos anuncios publicitarios, compaginándolo con su magisterio, actividad que ahora continúa su hijo Eras Sánchez, con el arte y la pasión heredada de su progenitor. Manolo 'Bordé' se centra en la creatividad en su estudio en Granda, a cuyas fiestas patronales de Santa Ana les ha compuesto un himno que ya canta toda la parroquia y le siguen algunas de sus canciones como 'Café Dindurra', 'El Valsecito' no menos popular, otra dedicada a Arturo Fernández con el título de 'El Chatín' entre otras, donde no falta un villancico interpretado por el tenor gijonés Gonzalo Quirós.
Y retomamos aquel venturoso día en que se encontraron estos dos grandes músicos y tras la comida, al observar Javier Díaz la peculiar forma de tomar el café de su amigo José Miguel, compone sobre la marcha 'La canción de tres en uno' que con su estilo satírico y festivalero ya 'vuela' por YouTube y otras plataformas como antesala de un gran éxito. Acto seguido nuestros dos personajes de hoy van dando un paseo por el Muro de San Lorenzo, y a Javier le viene la inspiración y empieza a cantar: «La ciudad de mis amores / quiero cantarle a Gijón / la ciudad de mis amores / donde viví sensaciones / que guardo en el corazón».
Manolo 'Bordé' le escucha y le dice: «Oye Javier, eso tenemos que grabarlo». Javier sigue con la canción: «Quiero cantarle a Gijón / porque llegué de chaval / con la mayor alegría / y para ser uno más».
Manolo 'Bordé' le anima a seguir con la canción, mientras que él toma sus notas en un improvisado pentagrama, y Javier no cesa con su melodía: «La ciudad de mis amores se llama Gijón / y la llevo muy guardada dentro de mi corazón. / La ciudad de mis amores se llama Gijón. / Y me vuelvo loco, loco, loco / al oír esta canción».
Los dos artistas se reúnen al día siguiente en el estudio de Manolo en Granda donde Javier llega con un montón de recuerdos en su mente: «Teníamos una pensión en La Calzada. / Cogíamos el tranvía para ir a la playa. / Mi madre siempre quedaba en la Escalerona. / Mi padre siempre tomaba el 'vinín' en La Gloria. / La ciudad de mis amores se llama Gijón. / Y me vuelvo loco, loco, loco, al oír esta canción...».
Como dice Javier Díaz Gontín, esta canción es alegre y bailable. Nada tiene que ver con la famosa 'Gijón del alma'; pero solo en un par de meses también 'vuela' por YouTube, y tiene miles de escuchas. Ya verás, nos dice, como es muy pegadiza y ya nos está volviendo locos, locos a todos los que la cantamos y a los que la escuchan. Los gijoneses ya tenemos una canción más y el tiempo será testigo.