Mario Suárez del Fueyo, Director del Colegio Jovellanos de 2004 a 2016 y edil de 2015 a 2019
«La movilidad de Gijón está en las antípodas de las ciudades del futuro»«Cimavilla está siendo cercada, es un proceso de manual de gentrificación y el Ayuntamiento debe tomar medidas, pero ya vamos tarde»
Mario Suárez del Fueyo (Moreda de Aller, 1955) ha dedicado toda su vida al servicio público, tanto en su etapa como concejal de Xixón Si ... Puede de 2015 a 2019, como en la más prolongada de profesor y director del colegio Jovellanos, así como en la lucha sindical. Disfruta ahora de una jubilación hiperactiva visitando destinos exóticos, siempre con la mirada puesta a la actualidad y la política gijonesa.
–Acaba de estar en Uzbekistán y hace unos meses en Argentina. Parece estar aprovechando su jubilación para descubrir mundo.
–Sí, desde la jubilación es a lo que me dedico. Mi siguiente viaje seguramente sea Chile, busco destinos muy dispares entre sí.
–¿Cómo es su rutina cuando está en Gijón?
–Suelo madrugar bastante, desayuno mirando la prensa en papel, hago bastante deporte y leo o veo alguna serie o película. Actualmente, estoy leyendo 'La península de las casas vacías' de David Uclés y la última película fue 'Amal'. Trata de la educación, el tema de las personas musulmanas en una escuela belga y la frontera entre la religión musulmana y el salafismo. Es una película muy dura.
–Una película sobre educación, un área muy relevante en su vida. Sobre todo, en su periodo en el colegio Jovellanos donde estuvo de director, a excepción de un año, desde 2004 a 2016, cuando se jubiló. ¿Cómo lo recuerda?
–Cuando llegué en 2003, antes de ser director, era un colegio con solo ocho aulas y unos 180 alumnos. El edificio del centro era maravilloso, pero ya no reunía las condiciones para impartir la educación. Me presenté para entrar a la dirección con un proyecto en el que quería conseguir un colegio en el centro de la ciudad con una calidad que en ese momento no tenía. Quería aprovechar lo que era la cátedra de extensión universitaria, que hoy es la parte nueva del Jovellanos. El 22 de junio de 2010 fue el último día en el edificio histórico y en septiembre de 2010 empezamos las clases en el actual.
–Una pequeña revolución.
–Esto generó una dinámica de la comunidad educativa muy importante, reivindicativa y muy identificada entre claustro y padres. Esta es la parte dentro de la educación en la que yo me siento más satisfecho, de ese gran colegio del centro de la ciudad que, cuando se fusionó con el Cabrales en el curso 2011-2012, se convirtió en un centro con más de 500 alumnos, ¡una barbaridad!, y 24 aulas. En este proyecto es en lo que más empeño y horas dediqué.
–¿Qué opina de la educación en la actualidad?
–Hoy en día no se necesitan tantos datos memorísticos como antes. O asumimos que un niño toca una tecla del móvil u ordenador y tiene la información necesaria a su alcance o no vamos a ningún lado. Lo hacemos también los adultos. Fundamentalmente, si se hace bien la educación debe avanzar en positivo hacia aprender a aprender.
–¿Y cómo se aprende a aprender?
–Hay muchas maestros que no distinguen entre las 'fake' y las noticias reales. Esta es la clave de la educación. Educar a los jóvenes en discernir entre lo que es la realidad y la ficción. Hay que tener un personalidad propia y un pensamiento propio y crítico.
–Usted fue portavoz y edil de Xixón Si Puede durante el mandato de Moriyón de 2015 a 2019. Dieron un ejemplo de convivencia entre fuerzas de ideología dispar.
–Quiero dejar claro que nosotros no apoyamos al gobierno de Carmen Moriyón. Se presentaron las listas de cada partido y según la ley de los Ayuntamientos, la lista más votada de la ciudad es la que sale elegida, y era Foro. No es que nos lleváramos bien o mal. Nosotros no apoyamos la política de Foro, solo que Foro trasformó parte de sus políticas a las necesidades que tenía.
–¿Cómo fue la experiencia?
–Hicimos mucha oposición. Foro cedió en cosas. Una de las mayores conquistas fue la renta social municipal, que fue una renta para las personas desfavorecidas. Una tarjeta con la que podían ir a comprar a comercios y sin estigmas. Otro gran logro fue el Plan General de Ordenación que se realizó. Gijón llevaba muchos años sin uno. Se consensuó un PGO entre todos, excepto el PSOE. Nuestro objetivo era salvar El Rinconín y se consiguió. Ahora va a haber construcción, pero sostenible y una playa verde.
–¿Cómo valora la gestión de Carmen Moriyón en estos momentos?
–Desgraciadamente, la ciudad sigue igual de empantanada en cuanto a grandes obras. Seguimos con una estación provisional con la que llevamos 20 años, con un plan de vías y soterramiento que no hay, un metrotrén que no funciona… En esto no se puede culpar al Ayuntamiento, hay una responsabilidad del Gobierno central y también del regional en cuanto, por ejemplo, la estación de autobuses. Pero, desde mi punto de vista, tampoco el gobierno municipal está presionando lo suficiente. Se aceptó un proyecto que no era ni en el que teníamos conjuntamente, me refiero a los vecinos. Naval Azul ahí está y esperemos que siga hacia adelante.
–¿Le preocupa?
–Mi mayor problema como ciudadano de a pie con Naval Azul es que hay un trozo de terreno. Falta con negociar con Pymar, la patronal de los astilleros. Ese terreno es de ellos. Pero, aún más, mi mayor cautela sería que los intereses especulativos que están latentes y al acecho no logren modificar el Plan General o un plan parcial para hacer ahí un nuevo pelotazo urbanístico o inmobiliario.
–¿Con qué más está en desacuerdo?
–La movilidad del actual gobierno municipal está en las antípodas de las ciudades del futuro al poner el coche en el centro de las prioridades por encima de las personas. También estoy descontento con el tema de Tabacalera.
–Explíquese.
–Desde Xixón Si Puede hicimos una encuesta ciudadana participativa en la cual este espacio se convertía en un lugar de actividad creativa, literaria y demás. El PSOE dijo que no y Foro, ahora, ratificó este no. Lo convierten en un museo que contribuye a un modelo de ciudad que es hacer un escenario de cartón piedra. Yo quiero un Cimavilla vivo y para hacer eso tienes que vincular un proyecto como Tabacalera a los vecinos del barrio. Esto enlaza con la barbaridad del Paseo Gastro.
–¿Cree que daña a Cimavilla?
–Cimavilla siempre está cercada. Esto acaba echando a los vecinos, es un proceso de manual de gentrificación y un Ayuntamiento tiene que poner medidas para evitar la gentrificación, pero vamos tarde. Podrían adoptarse medidas como la prohibición de apartamentos turísticos, no solo nuevos, sino como se está haciendo en Barcelona, donde están trasformando los que hay en viviendas.
–¿Cómo ve el turismo en Gijón?
–No hay necesidad de fomentarlo, el turismo ya viene por el cambio climático, y no necesitas más. Pero esto es insostenible, el turismo debe ser sostenible, lo que no puede ser es que el turismo nos eche a los ciudadanos de la ciudad. No puede ser que se nos encarezca el modo de vida, primero durante el verano y luego ya pasa para siempre o que los servicios sean malos debido a esto.
–Ahora que tiene más tiempo libre, ¿no le apetece volver a la política?
–No (ríe). Tras toda una vida de lucha sindical, social y de construir comunidad y ciudad, ahora toca dedicarme un poco a mí.
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