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En un plano más personal, Nieves Roqueñí explicó durante el acto que «en el escasísimo tiempo, apenas una semana, que llevo en El Musel, ya he podido percibir el profundo vínculo que el puerto tiene con la ciudad». Un puerto que, según puso de relieve, «ha sido directamente partícipe de la transformación y modernización de Gijón, que contribuye a la generación de empleo de calidad, pero que también puede producir impactos negativos en su entorno». Por ese motivo defendió como «prioritario» construir una nueva relación puerto-ciudad, «trabajando por una mejora continua de la calidad ambiental del entorno, y sobre la base de un diálogo permanente y abierto con la ciudadanía, y particularmente con las vecinas y vecinos más cercanos al ámbito portuario, aquellos que viven en El Muselín, Portuarios, Tremañes, Jove, La Calzada o El Natahoyo. «Un puerto, en definitiva, abierto a la ciudad, y que pretendo gestionar con honestidad y transparencia», prometió.
Los cuatro últimos presidentes de El Musel fueron invitados al acto y solo acudieron Fernando Menéndez Rexach y Rosa Aza. Se ausentaron Emilio Menéndez y Laureano Lourido. Con este último se intentó un encuentro personal con la nueva presidenta y el consejero Alejandro Calvo que se anuló por una cita médica de Lourido. Este se ofreció a presentarle al personal del puerto y Roqueñí lo declinó. Mantuvieron una conversación telefónica sobre la documentación que le dejó en su despacho y que la exconsejera juzga incompleta para conocer la situación que hereda.
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