Las Palmeras, en Somió, avanza en su obra para convertirse en el hotel-boutique La Quinta Vidal

La última gran posesión que ha cambiado de manos tras estar varios años en venta ha sido la de Las Palmeras, justo detrás del desaparecido merendero Casa Espicha, en la confluencia de la calle Juan Castañón Aza y el camino de Los Narcisos. Esta quinta era propiedad del médico Francisco Javier Aira Delgado, especialista en medicina nuclear desde 1982, y en el portal Idealista se anunciaba a un precio de 1.250.000 euros. «En agosto de 2021 empezamos con las ofertas y finalmente la adquirimos en el mes de abril de 2022», indica su nueva propietaria, la interiorista Mar Vidal. Esta decidida empresaria va a hacer un exclusivo hotel-boutique de 6 suites con baño, cafetería-restaurante, dos salas para eventos «destinados al lujo y el gran lujo», gimnasio con spa y el estudio de decoración; como cuestión significativa, señala que «eso va a estar abierto al público», para que la ciudadanía gijonesa lo conozca y lo valore, como cuando se abrían estas grandes posesiones en las giras campestres.

Esta finca tiene una extensión de 4.302 metros cuadrados y el palacete, situado justo en medio, posee una superficie construida de 650 metros distribuidos entre el sótano (221 metros), la planta baja (214 metros) y la principal (175 metros ). El palacete fue construido en 1908 para Mateo Alvargonzález Jove- Huergo, en la misma parcela de la quinta Peláez (posteriormente Somió Park) bajo el nombre, originalmente, de Villa Agapita. La fachada principal da al suroeste y queda definida por una escalera principal y dos cuerpos laterales más adelantados que el central, de estilo ecléctico y con el típico almohadillado basal. En las décadas centrales del siglo XX era propiedad de Félix Cifuentes, quien le dio un piso más al cuerpo central encargándole dicha reforma al arquitecto madrileño Juan de Larramendi, como indica Ramón Alvargonzález (1999) en su libro sobre Somió.

Desde el pasado mes de octubre se han ejecutado obras menores dentro del palacete (techos con humedades, tabiques). También se ha trabajado en la limpieza y mejora patente del jardín histórico, catalogadas ambas piezas con un nivel de protección parcial en el actual PGOU. En estos momentos, los techos se habían bajado con escayola y quedaron ocultas las molduras originales de la casa, que también se van a recuperar. En el antiguo pozo rectangular del agua de riego se intentará hacer la piscina o si no en otro lugar y en el cubo que se adicionó a la fachada septentrional, con destino a cocinas, se «van a reponer las ventanas y puertas para que se parezcan a las originales». Ahí se hará un elevador y se situarán dos habitaciones adaptadas, por lo que no se harán ascensores en el palacete. «Las obras empezarán a principios del año que viene», pronostica Mar. Rodeándose del mejor personal posible y con un diseño lujoso y exclusivo Mar Vidal quiere «intentar lograr el mayor número de estrellas posible y que se incluya en el grupo de Châteaux & Relais».

El jardín, aun catalogado como histórico y protegido, estaba bastante deteriorado y hace dos decenios que había perdido buena parte de su variado palmeral entre otros géneros de la foresta. Actualmente es patente el trabajo conservacionista y la sensibilidad que se le está imprimiendo en dicha recuperación, pues dispone de ejemplares de gran interés botánico, como sus cuatro impactantes palmeras washingtonias de casi un siglo y medio.

Esta empresaria de la decoración, de raíces paternas hundidas en el Puerto de Vega, ha sido candidata al Top-100 de Mujeres Líderes en España por su esmerado desempeño profesional; quien, a su vez, además de convertir el palacete principal en hotel, al cual le añadirá el valor adicional de la organización de eventos.

Según sus previsiones, espera poder tener en marcha y en funcionamiento todo el proyecto hotelero a finales de este año 2023.