«Me parece un mal sueño que estemos con el plan de vías como se quedó en 2011»

En 2003, Felgueroso y el entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos, colocaron la primera dovela del metrotrén. Hoy solo está construido el túnel y el plan de vías se podría comenzar a desbloquear. Tanto retraso le parece a la exalcaldesa «imposible. No tiene sentido». «Cuando lo dejé en 2011 ya estaba tunelado, había un concurso internacional para el plan de vías y el diseño del espacio urbano». Siempre fue una firme defensora de que esta infraestructura era buena para toda Asturias, por lo que asegura que «me parece un mal sueño que estemos como se quedó en 2011». Recuerda que hubo un consenso entre las tres administraciones implicadas, pero «no se entiende la lentitud del Gobierno de España», ya que «estaba todo encarrilado, pero se dejó en vía muerta muchos años».

Algo parecido ocurre con la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias (ZALIA), en la que, según reconoce, «se complicaron bastante las cosas. Tampoco tiene sentido que se haya tardado tanto». Remarca que era una actuación que estaba ligada a la ampliación de El Musel y está convencida de que «ahora es el momento. Pero pasa lo mismo con los accesos al puerto, sobre todo por cuestiones medioambientales en la zona oeste de Gijón, y llevamos mucho tiempo para que arranque». Ante todos estos asuntos cree que «todos los políticos tenemos una pequeña cuota de responsabilidad», a pesar de que las tramitaciones administrativas sean lentas.

No se imagina Paz Fernández Felgueroso una avenida de Rufo García Rendueles sin coches, pero sí con menos. En su opinión, «seguro que se pueden mantener los dos sentidos del tráfico» y respalda la propuesta de cerrarla al tráfico los fines de semana. Y pone como ejemplo algunas zonas de Madrid y Tokio. Eso sí, apunta que «espero que ese asunto tenga el consenso suficiente para que luego no haya cambios según quién gobierne».

El contratiempo que se ha encontrado la ampliación del Hospital de Cabueñes con la repetición de la licitación de las obras no es cuestión que preocupe a la exalcaldesa, ya que «se hicieron obras importantes durante años» y puso como ejemplo las ejecutadas durante la presidencia de Álvarez Areces en el Ejecutivo asturiano. A pesar de los problemas habidos en diferentes obras de la ciudad, Fernández Felgueroso defiende que «Gijón ha cambiado con rapidez, no es una ciudad maldita para las obras, aunque pueda parecerlo».

Rechaza la exregidora que las administraciones se vuelquen en el gasto social y se olviden de las ayudas al empleo y las empresas. «Hay muchos recursos dedicados a lo social porque la sociedad las necesita. Una sociedad desigual es una sociedad violenta. Gijón es segura no solo porque la Policía sea eficiente, sino también porque las prestaciones hacen que la sociedad no esté en guerra unos con otros». Pero también defendió el respaldo a la actividad económica, como con los planes de rehabilitación de fachadas o infraestructuras como el Parque Científico y Tecnológico. «Se ha seguido apoyando a las empresas» y puso como ejemplo el reciente respaldo a Duro Felguera. «Se continuó con esa obligación de contribuir a la actividad económica y a la generación de empleo».

No eludió la exalcaldesa opinar sobre la decisión del Ayuntamiento de retirar el nombre de Juan Carlos I a una de las avenidas de la ciudad. Defendió que «estoy comprometida con la honorabilidad y el Rey Emérito no fue nada ejemplar. Me parece bien», al tiempo que reconoció que Gijón es una ciudad de izquierdas. También comparó los precios de la vivienda que tiene la ciudad, más caros que en Oviedo, y lo justificó en que la capital del Principado «se extendió hacia unos terrenos más baratos. Ahí había la obsesión de no traspasar la ronda».

Un asunto que causó un gran disgusto a Fernández Felgueroso fue el conato de pelea ocurrido durante una concentración pacífica en defensa de Ucrania. «No tiene justificación. Lo que pasó en Gijón me parece tremendo. Hay una izquierda que considera de izquierdas al dictador Putin, que es un sátrapa. Es como si pensasen que se trata de esa Unión Soviética que todavía tienen idealizada», lamentó.