La parroquia de Huerces podría albergar una iglesia ortodoxa en los próximos años

Los lazos que unen Asturias, y en concreto Gijón, con la comunidad rumana en son muy estrechos. En Asturias son 7.000 las personas residentes rumanas, superando la cifra de 3.000 las que viven en la ciudad. Son el segundo colectivo extranjero más numeroso por detrás de Colombia. Es por ello que desde el Ayuntamiento, el contacto es habitual con la Asociación Balada y hace unos meses recibieron a una delegación institucional de la ciudad de Satu Mare. «Gracias a esta colaboración surgió la oportunidad de visitar su iglesia, la única ortodoxa de Asturias, y de gran belleza«, subrayó el concejal de Relaciones Institucionales Jorge González-Palacios quien acompañado del edil de Servicios Sociales, Guzmán Pendás llevaron a cabo un encuentro este martes con el sacerdote ortodoxo Florin Nicolae Goia y todo su equipo. »Queremos construir una pequeña iglesia en Gijón para estrechar aún más las conexiones entre rumanos y gijoneses. Nos unen muchas cosas pero además deseamos que conozcan más nuestra espiritualidad y el arte que alberga una basílica ortodoxa«, les comunicó el párroco ortodoxo.

Actualmente, la Iglesia ortodoxa ocupa un local alquilado en la calle Puerto de Palo, en Pumarín, donde «desde hace 18 años llevamos desarrollando nuestra labor religiosa y estamos muy contentos con los vecinos y la acogida recibida, pero queremos aportar más a la comunidad de esta ciudad». El deseo de Florin Nicolae es de disponer de un templo propio y llevan ya meses en negociaciones para hacerse con un terreno en la parroquia de Huerces. «Esperemos que todo salga bien y contar con el apoyo de empresarios rumanos, así como del estado de Rumanía para sufragar la inversión y poder contar con una Iglesia propia en unos años», expresó el párroco.

El interior de una iglesia ortodoxa está adornada con iconos y frescos que cubren las paredes desde el suelo hasta el techo, representando escenas bíblicas, santos y figuras religiosas. Un elemento central es el iconostasio, una pared con iconos que separa el santuario (altar) de la nave. La decoración busca crear un ambiente de reverencia y conexión espiritual. «Unos valores ortodoxos y cristianos cuya historia y cultura queremos que se conozcan en Gijón, un lugar muy parecido a Transilvania de donde yo soy. Aquí contamos además con el mar, pero la comida, la naturaleza, y sobre todo la amabilidad de los ciudadanos y la generosidad son compartidos por las comunidades asturiana y rumana», alabó Florin Nicolae.

Pendás, que quedó asombrado por la iconoclasia de la actual iglesia recordó la importancia de la comunidad rumana a la ciudad y « todo el aporte cultural que hacen a Gijón, una ciudad abierta, inclusiva y amable que siempre estará al lado de quienes la necesiten», indicó el edil quien como responsable del área de Inmigración se comprometió a «apoyar y tender la mano en todo lo posible a la comunidad rumana». Tras el encuentro el concejal de Relaciones Institucionales, emplazó a «realizar una reunión próximamente y continuar con esta fructífera relación», concluyó González-Palacios.

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