Las personas que se sienten solas van más al médico y sufren más de insomnio y ansiedad

La sensación de soledad perjudica seriamente la salud. Hay estudios que la vinculan con un mayor riesgo cardiovascular y, en consecuencia, una mayor mortalidad. Los doctores Adrián Arias, Ana Valle, Mónica García y Lola Fernández (que durante sus cuatro años como MIR de Medicina de Familia, recientemente concluidos, pasaron consulta en los centros de salud de La Calzada y El Natahoyo) partían de ese conocimiento previo cuando se plantearon, hace un año, ahondar en la relación entre la percepción de la soledad y la salud de la población. Para investigarlo recurrieron a sus propios pacientes. Los del barrio de La Calzada y acotaron la muestra a los mayores de 65 años. 162 aceptaron participar en la encuesta telefónica que se llevó a cabo en el verano de 2021 y aportar una información que, junto a otros factores extraídos de sus historias clínicas, permitió llegar a varias conclusiones.

Entre ellas, que cuatro de cada diez personas que manifestaban sentirse solas tenían un diagnóstico previo de ansiedad, depresión o insomnio. También que el número de visitas al médico era muy superior al de quienes no tenían esa percepción. Según los resultados del estudio, prácticamente el 40% de los encuestados había acudido a consulta en doce o más ocasiones a lo largo del último año.

Curiosamente, comprobaron que la sensación de soledad no está ligada a vivir solo o no. De hecho, si bien esa percepción estaba presente en el 47% de los encuestados -es decir, uno de cada dos decía sentirse solo- eran bastantes menos los que realmente vivían solos: uno de cada tres. Tampoco encontraron ninguna relación entre la sensación de soledad y la edad, el sexo o el número de fármacos que tomaran (la mitad de los encuestados tenían prescritos cinco medicamentos o más como tratamiento crónico).

En cambio, los resultados de su estudio sí permiten establecer una asociación entre dependencia y soledad. Son las personas que necesitan ayuda para llevar a cabo actividades cotidianas las que en mayor medida refieren ese sentimiento de soledad. «También las personas divorciadas», anota Ana Valle.

Los 98 días de confinamiento entre marzo y junio de 2020, al inicio de la pandemia por la covid-19 también pasaron factura. Si antes del confinamiento la percepción de soledad solo estaba presente en el 16% de los encuestados, tras él el porcentaje se duplicó. Y casi un año después era aún superior: hasta el 47% revelado en la investigación de los doctores Arias, Valle, García y Fernández, quizá «por el sesgo de memoria» y de que las consecuencias de aquel encierro se manifiesten «en el largo plazo».

Hay maneras de combatir la soledad y, por extensión, mejorar el estado de salud general de la población por encima de los 65 años. «Promover actividades comunitarias en las que participen personas de distintas edades y el mantenimiento de la autonomía» son solo dos de las que apunta la doctora Ana Valle.

Su trabajo fue distinguido con el premio Salvador Tranche al mejor trabajo de investigación, otorgado por la Sociedad Asturiana de Medicina de Familia y Comunitaria (SAMFyC) en los recientes Encuentros de Residentes de Atención Primaria.

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