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Mejorar la experiencia de los visitantes al yacimiento arqueológico de la Campa Torres y convertir este enclave en un referente cultural y turístico de ... primer orden, accesible y moderno, pero sobre todo, adaptado al siglo XXI. Es uno de los objetivos de las actuaciones contempladas en el proyecto de 'Rehabilitación y puesta en valor de los restos arqueológicos de las defensas y zona noreste del castro de la Campa Torres de Gijón con fines turísticos y culturales', que se pondrá en marcha en los próximos meses con una partida procedente de los fondos europeos Next Generation que asciende a 2.981.830 euros.
Se trabaja ahora mismo en la redacción de los pliegos para la contratación de unos trabajos que se desarrollarán en tres frentes: en el de la digitalización de la visita, en el de facilitar la accesibilidad del itinerario y en el de desarrollar una nueva campaña de trabajos arqueológicos y de restauración que será, de los tres, el de mayor dotación presupuestaria. El horizonte de finalización de estos trabajos está fijado en el verano de 2026.
A partir de entonces, las visitas al yacimiento tendrán el plus de que podrán ser interactivas. La idea es que los visitantes reciban un dispositivo electrónico –tipo tablet– a su llegada y realicen el recorrido por la zona de la muralla y de la Llanada deteniéndose en varios puntos en los que recibirán más información sobre el pasado prerromano del castro y el periodo de ocupación romana. A diferencia de los actuales paneles informativos, a través de la tablet, y mediante tecnología de realidad aumentada, se podrán recrear escenas que permitirán al visitante acercarse de una manera más atractiva a cómo se cree que era la vida en un asentamiento que se remonta a los siglos III o IV antes de Cristo. A todo ello hay que añadir que se realizarán nuevas actividades divulgativas con exposiciones, material didáctico o arqueología experimental.
Para que esa visita sea accesible para todo el mundo, se dispondrá de un itinerario dotado con pasarelas de madera que conducirá el sentido de la visita y permitirá llegar a zonas ahora inaccesibles para personas con movilidad reducida, como la zona alta del yacimiento.
Como queda dicho, la partida más cuantiosa de los casi tres millones de euros que el Gobierno central destinará al proyecto de la Campa Torres se destinará a una nueva campaña de excavaciones. Será la tercera ocasión en que se lleven a cabo trabajos arqueológicos –los anteriores tuvieron lugar en los veranos de 2024 y 2023– tras más de dos décadas sin actuaciones de este tipo en el yacimiento.
Los trabajos comenzarán con una prospección geofísica del terreno y continuarán con tareas de restauración y consolidación de estructuras tanto en la zona de La Llanada (la zona interior del castro) como en la muralla que protegía el castro. Se busca que estos trabajos, que se centrarán en zonas ya estudiadas a finales del siglo pasado, permitan «ordenar» y actualizar la información que se tiene del yacimiento.
La que arrancará «a finales del verano o principios de otoño» será la tercera de las cinco fases en que está estructurado el 'Proyecto Campa'. La cuarta fase contempla la entrega de la memoria de todos los trabajos llevados a cabo al Servicio de Patrimonio Cultural de la Consejería de Cultura y la redacción de un plan de transferencia con una propuesta de renovación de contenidos para actualizar el discurso expositivo del Museo Arqueológico de la Campa. La quinta y última fase debe centrarse en la renovación de los contenidos del Museo y de los itinerarios del yacimiento.
En las anteriores campañas lo que se hizo fue consolidar algunos de los restos del yacimiento con morteros hidrófugos –que los protegen de la humedad– e instalar un sistema de drenaje para acabar con las inundaciones que se producían en la zona de La Llanada. Se abrieron zanjas de apenas dos metros de ancho para instalar tuberías y la retirada de la tierra sacó entonces a la luz tesoros arqueológicos como un horno no metalúrgico de la Edad de Hierro –la estructura más antigua de toda la Campa– y seis pozos de época romana, además de cientos de fragmentos de cerámica, tanto indígena como romana; piezas de piedra, de metal o de cristal; carbón de origen vegetal; fragmentos de huesos de animales o escorias de hierro, relacionadas con algún tipo de fundición. Numeroso material que ha sido y está siendo objeto de minucioso análisis en el laboratorio.
En aquellos trabajos iniciales también se pudo determinar que las cabañas circulares del yacimiento que ya se conocían no correspondían a la Edad de Hierro, como hasta entonces se creía, sino que eran de época romana. Asimismo, se entiende que la existencia de al menos seis aljibes en la zona central del castro puede responder a algún tipo de actividad artesanal relacionada con la metalurgia que requeriría cantidades importantes de agua.
Con cada nueva campaña surgen interrogantes a los que los expertos tratan de dar respuesta. La que está por iniciarse persigue ese mismo objetivo.
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