La profundidad del armazón interior, clave en la erosión del 'Elogio'

La primera conclusión previa es que las mayores afecciones del 'Elogio del horizonte' están a priori determinadas por la profundidad de su armadura. Si ésta se halla a menos de tres centímetros del exterior «hay problemas». Cuando la capa es demasiado fina, el acero oxida, se expande y rompe el hormigón. Así lo revelaba ayer a EL COMERCIO Lorenzo Fernández-Ordóñez, responsable del estudio de arquitectura Guadiana, de Madrid, encargado de la toma de datos, el análisis y la restauración integral de la obra de Eduardo Chillida. Lo hace en el marco del proyecto InnovaConcrete, promovido por la Universidad de Cádiz y financiado por la UE con 6,89 millones de euros para siete esculturas de hormigón de España, Italia, Polonia y Lituania.

Cinco miembros del estudio Guadiana trabajan desde el lunes en el cerro de Santa Catalina para la toma de datos en superficie. Tras andamiar el brazo corto de la pieza, obtuvieron dos testigos (trozos cilíndricos) de su parte superior. Y, aprovechando el deterioro del brazo largo en su cara inferior, tomaron «diez o quince lascas sueltas».

De forma paralela, han realizado termografías (imágenes con infrarrojos) que calibran la dureza y detectan posibles huecos en el interior de la pieza, así como más de dos mil mediciones con esclerómetro para determinar la resistencia a la compresión y la uniformidad. Todo ello partirá mañana para los laboratorios del Instituto Torroja de Madrid, donde tendrán los resultados «entre septiembre y octubre».

El siguiente paso llegará en enero, cuando se aplicará un producto antierosión en una superficie muy concreta e instalarán microcámaras que supervisarán el comportamiento durante dieciocho meses. A lo largo de los tres años de desarrollo del proyecto, el 'Elogio' será tratado con un innovador gel antierosión, el C-S-H', descubierto en la Universidad gaditana, así como con hidrofugantes y encimas propias de la bioingeniería.

El estudio Guadiana ha aprovechado para hacer un escaneado láser de la obra de Chillida que permitirá obtener su geometría real, «pues entre los planos originales y la realidad hay diferencias», lo cual permitirá realizar unos nuevos planos de la pieza más fidedignos.

El responsable de los trabajos, hijo del arquitecto José Antonio Fernández Ordóñez, que dirigió la ejecución del 'Elogio' en 1990, consideró «una suerte» haber sido incluidos en el programa InnovaConcrete para monitorizar la escultura durante tres años y proceder a sanearla. Pese a los desconchones a la vista, advirtió que «la piel no está carbonatada», un deterioro previsible para los 28 años que lleva a la intemperie. Sin embargo, serán los análisis en los laboratorios los que determinen su salubridad interior de la obra en hormigón más monumental de Eduardo Chillida.