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Con marea baja y sol, pero unos 15 grados, casi la misma temperatura a la que estaba el agua de la playa de San Lorenzo, arrancó hoy, 1 de mayo, la temporada de baños en Gijón. A las once y media, los socorristas, lancheros y auxiliares que se ocuparán del Salvamento en playas hasta el próximo 16 de octubre fueron tomando posiciones en los tres arenales urbanos. Una de sus primeras tareas fue la de colocar la primera bandera de la temporada: amarilla en el caso de San Lorenzo. Verde en Poniente y El Arbeyal. Por segundo año consecutivo, se vuelven a usar banderas para personas daltónicas en las que la tradicional 'S' es sustituida por distintos signos, según el color de la bandera: la verde lleva impresos un triángulo (con los vértices redondeados) y una barra en diagonal. La amarilla, una barra diagonal. Y la roja, un triángulo.
Su presencia fue especialmente bien recibida por tres aficionados al surf procedentes de Madrid: Pablo López, su mujer y su cuñado, a los que el primero, «sin ser un experto», trata de enseñar a coger olas en el Cantábrico. «Solo saber que hay alguien vigilando, alguien que sabe más que nosotros, nos da tranquilidad», agradecía López. «Por ejemplo, ayer mi mujer se llevó un susto por alguna corriente que la llevaba hacia dentro. Hoy no se ha atrevido a entrar al agua, pero sabiendo que hay socorristas, mucho mejor, seguro que más tarde se apunta», comentaba al ser conocedor de que la de hoy era la primera jornada con Salvamento.
Problemas con las corrientes también tuvo Matías, el hijo de once años de María González. Cuenta su madre que eso ocurrió hace «dos veranos». El niño estaba bañándose en una zona poco profunda, a la altura de la escalera diez, pero se vio arrastrado por una corriente. «Yo estaba recién operada y no podía entrar a por él. Lo sacaron los socorristas», agradece. El de ayer era para ambos el primer día de playa, que no de baños. «Eso, lo dejo mejor para más adelante, para el verano, que ahora el agua está muy fría», bromeaba ella mientras su hijo jugaba con un amigo con el que se había encontrado en la playa.
Al arenal de San Lorenzo se acercaron también a disfrutar del día festivo Raquel Méndez y sus mellizas Valeria y Claudia, de cinco años. «Cuando vienes a la playa con niños, vienes con más seguridad si hay ya socorristas», comentaba la madre antes de recordar que ella misma, hace un par de años, tuvo que ser atendida en el puesto de Salvamento por la picadura de un pez escorpión que la sorprendió cuando caminaba por la orilla.
Casos como el suyo, o el de recoger en los puestos de Salvamento a los niños que se pierden en algún momento de descuido de sus mayores, suponen algunas de las intervenciones habituales de los socorristas cada verano, al margen de los rescates de bañistas en apuros.
El objetivo del personal de Salvamento es poder colgar en octubre el ramo de laurel que simboliza que la temporada de baños se ha cerrado sin víctimas morales. «A ver si lo conseguimos», confiaba la jefa del servicio, Flor Palacio. El ramo del año pasado aún sigue en la escalera 12.
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