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«Es todo un orgullo volver a revivir aquellas tres legislaturas como presidente». Jesús Menéndez Peláez recibió este jueves por parte de la Fundación Foro Jovellanos, entidad en la que estuvo al frente desde 2002 hasta 2012, el título de Patrono de Honor.
Durante aquella década, el catedrático de la Universidad de Oviedo Jesús Menéndez Peláez, se dedicó «en cuerpo y alma» a la entidad. Un tiempo al que guarda «cierta nostalgia», ya que era un momento en el que el escritor, jurista y político ilustrado asturiano del siglo XVIII empezaba a tener un «mayor impacto en distintas instituciones» y del que «se comenzaban a publicar sus obras completas». Si a nivel científico fue un momento de auge, en el plano divulgativo recordó Peláez sus 'misiones jovellanistas' en el año 2010 junto a Bernardo Canga.
Este proyecto consistió en un recorrido por 245 parroquias en las que distribuyeron más de 5.000 biografías de Jovellanos. Durante el periplo, Peláez ofreció 26 conferencias. A pesar del esfuerzo, reconoció que «desde el punto divulgativo no tiene aún una dimensión tan grande como en el científico. Hace falta más difusión porque sus obras son un tesoro y, además, muy actuales».
Un ejemplo de ello eran «las comunicaciones. A nivel político, el gran problema de Jovellanos era comunicarse con la meseta.Fue quien trazó la carretera vieja de Pajares», anotó el expresidente. Que imaginó que, si hoy viviera el ilustrado, «se sorprendería al ver cómo estamos...».
Durante el acto de nombramiento, que tuvo lugar en la Casa Natal de Jovellanos, Fernando Adaro de Jove, exvicepresidente del Foro, repasó la trayectoria de Peláez, oriundo de Labio, parroquia del concejo de Salas, donde se le conoce como 'Cuqui'. Peláez trabajó desde muy joven «llindando vacas o amenando a la pareja de bueyes», anotó Adaro. A los 13 años entró en el Seminario de Covadonga. Y, al cabo de doce, fue nombrado sacerdote y destinando a la iglesia de San José como coadjuntor, donde alternó sus servicios religiosos con el estudio, obteniendo la licenciatura de Filología Hispánica y Francesa.
Después de cinco años, colgó los hábitos y se dedicó a la Universidad donde llegó a ser catedratico. Durante esta etapa, publicó más de veinte libros. Hoy el epicentro de su mundo son sus nietos y ha recuperado una de sus grandes aficiones de la niñez: la música a través del acordeón.
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