«Esto es como una segunda casa, ya no quedan sitios así»
El Chaflán se despidió de su clientela tras 58 años de andadura. «Es un orgullo irnos con todas las mesas de la sidrería llenas», dice Víctor
«Estaba en Conil. He venido hoy y vuelvo a marchar. Pero es que la ocasión merecía estar presente», decía Gerardo Fernández que ocupaba, junto ... con Pablo Fernández, Eloy Fernández y Javier Andrés, una de las mesas de la sidrería Chaflán. El de ayer era su último día abierto al público tras 58 años de servicio en la calle Manuel Llaneza de Gijón.
La barra de la sidrería estaba llena de ramos de flores que la clientela ha ido llevando a Víctor Fernández y a su madre, Lucinda Álvarez, alma de la cocina de este clásico de la hostelería gijonesa. «Ya no se encuentran locales así», indicó Julio Díaz, fiel al negocio desde que lo regentaba el padre de Víctor, Ángel Fernandez y había «serrín en el suelo». Sobre el cierre, Díaz tan solo podía indicar: «Es una pena. Está cerrando todo lo auténtico, pero habrá que adaptarse...», decía a regañadientes. Junto con él estaba María Jesús Fernández y otros amigos de Oviedo. Habían pedido «carne a la piedra», buque insginia de la sidrería, afamada también por «los bocartes y las ensaladas».
«Estamos muy agradecidos»
Cerca de su mesa, Víctor servía unas gambas al ajillo a Lolita y Conchita Peña Corveira. Las dos hermanas disfrutaban junto a su familia del último día. «Venía a comer todos los días», confiesa Conchita. «Para mí, El Chaflán es como una segunda casa, como una segunda piel», apostilló. Lo que más van a echar de menos es «a la familia. Son un encanto», algo que extendió también «al equipo de camareros».
Pero, más que de caras largas, el de ayer era un día «de celebración», señaló Gerardo Fernández porque más que clientela, con Víctor ya había «una gran amistad» que se mantendrá. «Habrá que buscar otro sitio donde ir a comer, pero Víctor vendrá con nosotros», aventuró.
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Víctor y Lucinda han sentido estas últimas semanas el cariño de la clientela. «Estamos muy agradecidos del reconocimiento después de tantos años». «Llevamos con todo completo desde hace tres semanas», reveló Víctor. Para él, «es todo un orgullo» despedirse el local «con un lleno absoluto».
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