«Confío en volver pronto a mi casa, mientras tanto ayudo desde Avilés»
La ucraniana Elena Domineu llegó hace ocho días a la casa de su hermana con su hija de 17 años, pero cree que será una estancia temporal
C. DEL RÍO
AVILÉS.
Miércoles, 9 de marzo 2022, 01:26
Elena Domineu huyó de su país en cuanto las primeras bombas alcanzaron el aeropuerto más cercano a Kamianets-Podilski, su ciudad natal, próxima a la frontera con Rumanía. De momento, la guerra ha respetado las casas y edificios en los que se han quedado sus padres. Ella, en cambio, no se quiso arriesgar y buscó refugio seguro para su hija de 17 años en Avilés, donde vive y trabaja su hermana Tatiana desde hace siete. No habla ni una palabra de español ni tampoco de inglés, pero eso no le ha impedido colaborar desde el primer día en la recepción y empaquetado de material solidario hacia Ucrania.
De momento, Elena no tiene planes más allá de seguir ayudando. Se muestra fuerte, pero de sus respuestas se desprende que no ha sido capaz de asimilar lo que está pasando. No contempla, en principio, aprender español y tampoco ha pensado en escolarizar a su hija. Cree que los bombardeos que está sufriendo Ucrania cesarán más pronto que tarde y que ella podrá volver al edificio de apartamentos turísticos que alquilaba y que, al venir a España, ha dejado para que los ciudadanos que han huido de Járkov y Kiev puedan alojarse.
«Tardé cuatro días en llegar de Rumanía a Avilés, pero tengo que decir que en Rumanía nos trataron muy bien. Nos dieron alimento y nos pagaron el transporte», explica. Reconoce que se siente mal por haber tenido que dejar su país y no sabe cuándo va a regresar, pero «confío en volver pronto a mi casa, mientras tanto ayudo desde Avilés».
Sus padres se quedaron en la ciudad y ella dejó los pisos turísticos que alquilaba a los refugiados de Járkov y Kiev
Su rutina en la ciudad pasa por acudir a diario al centro de la calle de La Muralla en el que se está recogiendo ayuda, aquí apenas puede hablar, salvo que pasen por allí los compatriotas ucranianos que han puesto en marcha este punto solidario. Eso sí, cuando la jornada avanza y toca regresar a casa, es el momento en el que se comentan los vídeos y las noticias que envían los familiares y amigos por WhatsApp.
Su ciudad sigue en pie, pero se muestra muy preocupada cuando se entera de que se da eco en la prensa asturiana y española a ucranianos que dicen apoyar a Vladímir Putin. «Es imposible, están comprados por el gobierno ruso, eso es propaganda», se indigna mientras el resto de compatriotas asienten y aportan nuevos datos a la conversación.
El día termina, el cansancio es más mental que físico. Mañana será otro día y tocará volver a empezar.