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India, devastada por el coronavirus

Martes, 27 de abril 2021, 08:53

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La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.

AFP | Reuters
La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.
La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.

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AFP | Reuters
La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.
La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.

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AFP | Reuters
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AFP | Reuters
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AFP | Reuters
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AFP | Reuters
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AFP | Reuters
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AFP | Reuters
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AFP | Reuters
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La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.

AFP | Reuters
La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.
La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.

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La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.
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La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.

AFP | Reuters
La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.
La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.

La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.

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La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.
La despensa farmacéutica del mundo, el país donde se fabrican el 80% de los medicamentos que se consumen en Europa y en los Estados Unidos, se ha convertido en el epicentro del covid. El país que resistió con una sorprendente organización a la primera ola de la pandemia está siendo devastado por la epidemia, que deja cada día 243 infectados por minuto y unas cifras aterradoras de muertos. Los gobernantes indios son incapaces de frenar el caos, mientras no llega la esperada ayuda de los países más desarrollados. Los centros de las principales ciudades se han convertido en inmensas pilas funerarias y el miedo se ha apoderado de sus habitantes. Los enfermos deambulan por las calles como zombis. No quedan camas ni respiradores en los hospitales. Conseguir una simple bombona de oxígeno se ha convertido en todo un reto para una sociedad que no llega a comprender los motivos de tanta devastación y no se explica la falta de vacunas en una situación que sonroja al mundo.

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AFP | Reuters
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