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El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, mantiene una conversación con la canciller alemana, Angela Merkel, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, y el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. EP
Merkel mantiene su firmeza y marca el paso en la renovación de cargos en la UE

Merkel mantiene su firmeza y marca el paso en la renovación de cargos en la UE

Reaviva su interés por sentar a un alemán en el BCE después de que el fracaso de la cumbre haya arrinconado a Weber, su candidato para sustituir a Juncker

salvador arroyo

Corresponsal. Bruselas

Viernes, 21 de junio 2019, 02:26

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Ni Manfred Weber (Partido Popular Europeo) ni Frans Timmermans (Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas). Salvo viraje inesperado, ninguno de ellos sustituirá a Jean-Claude Juncker al frente de la Comisión Europea. Las figuras más visibles de las dos grandes familias políticas «no concitan los apoyos suficientes» para desatascar el proceso de renovación de altos cargos de la UE. Y, en consecuencia, quedan arrinconadas. Ésa es la versión oficial. La 'tapada' alienta la tesis de que la conservadora Angela Merkel ha resistido el primer envite de socialdemócratas y liberales, y no va a ceder el cargo más visible de la cúpula comunitaria a no ser que obtenga una compensación igual de relevante. Léase, la presidencia del Banco Central Europeo.

Por partes. Lo que se deslizó como una posibilidad la madrugada del viernes, tras el sonoro fracaso de los jefes de Estado y de gobierno para encontrar un acuerdo, fue evidencia al cierre de la segunda jornada de la cumbre. El 'spitzenkandidaten', el termino alemán que aboga por un automatismo no contemplado en los Tratados -que el líder de la UE haya sido cabeza de lista de un grupo político en las elecciones europeas- iba a recibir el tiro de gracia. Se veía venir. Simplificando: 'Si no quieres a Weber tampoco tendrás a Timmermans'.

LA CLAVE

  • Nuevo escenario. La fragmentación del Parlamento Europeo concede un peso inhabitual a liberales y verdes

Y Emmanuel Macron avanzaba no sólo el descarte de ambos, también el de Margrete Vestagher, el rostro más visible de los liberales «porque se ha considerado que no había mayoría». El presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, que había puesto los nombres sobre la mesa, no quiso ir más allá durante la rueda de prensa que ofrecía a eso de las dos de la madrugada del viernes. Incidía en lo único concreto que se acordó: que habrá una cumbre extraordinaria el día 30, dos días antes de la constitución del Parlamento Europeo, para cerrar esta partida que (oficialmente también) tiene cuatro fichas: presidencia del Ejecutivo comunitario, del Consejo Europeo, del Parlamento y Representación de Exteriores. Las dos primeras han de consensuarse con la Eurocámara para evitar sorpresas. Antes de que el polaco compareciese se había distribuido una imagen elocuente: él, con Merkel, Macron y Pedro Sánchez, en una minicumbre dentro de la misma sala en la que tenía lugar la cita de gran formato.

A las 12.30 de este viernes el presidente español en funciones se sentaba de nuevo con Macron, el primer ministro portugués, Antonio Costa; el belga, Charles Michel; y el holandés, Mark Rutte, en cónclave liberal-socialdemócrata. El francés había conversado previamente en privado con la alemana. Minutos después Merkel se despedía de Bruselas asegurando que ninguno de los candidatos «probablemente conseguirá culminar el proceso». Abría así la puerta al final de Weber y a la entrada de nuevos nombres que no estuvieron en la carrera electoral. Entre los ya barajados, el negociador del Brexit Michele Barnier, también conservador. La canciller, además, daba portazo a la invitación de Macron de que cogiese ella el testigo de Juncker: «Vuelvo a decir que no. Se tendría que respetar lo que he dicho», planteaba algo dolida.

Sánchez, negociador

Pedro Sánchez, como negociador en nombre del grupo progresista, moduló en el mismo sentido en relación a los cabezas de lista. Aunque dio un toque de mayor solemnidad al descarte de Timmermans. Tras ensalzar sus «cualificaciones, compromiso europeísta y experiencia» asumió que «la política es así y así hay que vivirla. A partir de ahí, toca mirar hacia adelante». «No renunciamos a la presidencia -dijo en otro momento-, pero si finalmente no es el caso, es evidente que puede haber un presidente de la Comisión del Partido Popular (Europeo)».

Y llegamos a la otra jugada, la 'tapada'. Viene de lejos. Con la renovación de cargos para el nuevo ciclo político en la UE Angela Merkel quiere sentar a un alemán al frente de un puesto relevante en el club. Y sólo hay dos con verdadero poder, la presidencia de la Comisión Europea y la del BCE. Oficialmente (también) esa ficha no está en la actual partida. Insisten en que el perfil más técnico que exige el puesto que hoy ocupa Mario Draghi requiere de una negociación posterior. Y si bien es cierto que hasta el 31 de octubre no expira el mandato del italiano, no lo es menos que si Merkel renuncia al despacho de Juncker, pedirá para un compatriota el de Draghi.

Con Weber, pese a su perfil bajo, creyó tener ganada la primera opción por la hegemonía histórica de populares y socialistas en la Eurocámara. Pero de los comicios del 26 de mayo salió un hemiciclo muy fragmentado, que además de no permitir sumar a ambos la mayoría absoluta que otorgan 376 de los 751 escaños, concedía un peso relevante a los liberales (108) y a los Verdes (75). En esa coyuntura Berlín ha recuperado su interés por el BCE y por colocar en él al presidente del Bundesbank, Jens Weidmann.

Madrid y Berlín piden impulsar el pacto con Mercosur

Los líderes de siete países europeos, con Alemania y España a la cabeza, hicieron pública en plena cumbre una carta dirigida a la Comisión Europea en la que piden dar el paso definitivo para cerrar el acuerdo comercial con Mercosur, la comunidad que conforman Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay, que se negocia desde 1999. «Son veinte años y ya va siendo hora de que demos un impulso a ese tratado», aseguró el presidente en funciones, Pedro Sánchez.

La petición, que defiende el impacto positivo que tendrá en la industria (especialmente automoción, química y farmacéutica) se realiza en un contexto de proteccionismo y hegemonía económica de China, y tiene como objetivo «sujetar» una zona con «cerca de ocho veces más el valor del CETA (el acuerdo con Canadá)», explicaron fuentes diplomáticas. España y Alemania, además de Holanda, Suecia, Portugal, República Checa y Letonia, presionan en favor de un acuerdo. Francia, Irlanda, Bélgica y Polonia lo ven con resquemor.

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