«Lo más impactante es la separación de las familias, es muy duro de ver»
«La ayuda internacional está llegando, pero las dimensiones de esta situación son colosales; hasta la Cruz Roja está desbordada»
Víctor García Guerrero (Gijón, 1977) lleva 18 años en RTVE. El día 23 de febrero llegó a Kiev para cubrir lo que hasta ese momento era una situación de fuerte tensión entre Rusia y Ucrania. A las cuatro de la madrugada del día 24, su jefe le despertó para decirle que en media hora entraba en directo: las bombas habían comenzado a caer en la capital de Ucrania.
-Ha trabajado en la cobertura de conflictos, pero no en una guerra como tal. ¿Cómo lo vivió?
-La diferencia fundamental es que no hay ningún guion. Es ultraviolento y extremo, lo vives improvisando.
-¿En qué situación está la población ucraniana?
-Ucrania es un país menos homogéneo de lo que podamos pensar, llevan en guerra desde 2014. Hay una parte de la población que ya vivía la guerra desde hace ocho años y que ahora aún la vive más. Los ucranianos del este más cercanos al centro la viven de otra forma. Quizá no quieren ser parte de Rusia, tampoco se sentían plenamente ucranianos, pero ven cómo bombardean su principal ciudad, Járkov. Tienen una mezcla de sentimientos terrorífica: una filiación cultural y lingüística con Rusia, y por otro lado odio y miedo por los bombardeos. Luego está el resto, que habla ucraniano. Incluso está el caso del occidente, que son antirusos, que lo viven con miedo y odio. Allí hemos oído muchas veces la frase 'quiero ir a matar rusos'.
-¿Qué es lo que más le impactó de sus dos semanas en la guerra?
-Hay una parte humana, que es muy impactante, el éxodo de personas. Puedes ver a un niño con una maleta pequeña, que son todas sus cosas, huyendo con su familia. Es más impactante aún ver la separación de las familias, los hombres tienen que quedarse porque los pueden llamar a luchar. Pueden ir hasta la frontera con sus familias y ahí, adiós. Y eso es muy duro de ver. Lo más fuerte es la separación de las familias. Y el gesto serio y preocupado de los que se van que no saben cuándo van a volver ni lo que va a pasar con sus casas.
-¿En qué situación está la frontera?
-Es una imagen que te marca mucho. Son cuatro o cinco kilómetros de coches tirados en la cuneta. La gente los deja allí para hacer los últimos kilómetros andando porque no se puede cruzar con coche particular. Ahí se dan muchos momentos de dramatismo, de caos.
-Hay una ola de solidaridad desde muchos puntos. ¿Está llegando la ayuda?
-Está llegando, pero las dimensiones de esto son colosales: dos millones de personas han salido en diez días. Hasta la Cruz Roja está desbordada.
-¿Qué capacidad de resistencia le queda a Ucrania?
-A nivel colectivo, creo que hay una realidad objetiva: el ejército ruso es infinitamente superior al ucraniano. Su capacidad de resistencia no puede competir con la ruso. Si hablamos de la población, hay que ver cuántas personas quieren luchar. Aún así, no creo que sea suficiente para derrotar a los rusos
-¿Han sido sus días de trabajo más dolorosos?
-Sí, pero es un trabajo que me gusta hacer.
-¿Volverá?
-Si me mandan, voy.
