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E n primer lugar y en nombre de las aves del parque, tanto del aviario –en sus dos espacios– como de los estanques, quiero agradecer ... a José Luis García, su cuidador, la dedicación y el buen hacer. García tuvo a su cargo la atención de las aves a lo largo de unos 20 años, hasta el 9 de setiembre de 2024, fecha de su jubilación. 'Pancho' y 'Paca', los emús; 'Cuca', la ganso ceniciento; 'Paco', el loro yaco; 'Lolo' y 'Lola', los guacamayos; las ninfas; los loros de distintas especies; los gorriones de Java; los faisanes; las grullas crestadas; la paloma esmeralda; los agapornis, los periquitos; los pavos y otras especies de gallináceas, así como los patos, gansos, ocas y cisnes de los estanques, aplauden su compañía.
Todos ellos tuvieron una atención exquisita en el día a día y también recibieron los cuidados puntuales en caso de enfermedad, en colaboración con el servicio veterinario del parque cuando fue necesario. En la actualidad, ¿tiene el parque servicio veterinario adscrito? Si la respuesta es no, urge revertir tan anómala situación. García prestó con entrega no sólo atención a los animales, sino también a su medio físico, con vigilancia al estado de las aguas de los estanques. En suma, una labor, desde mi punto de vista, difícil de igualar. También prestó los primeros auxilios a aves silvestres y domésticas accidentadas, puesto que la pajarera también tuvo función de hospitalillo. Trató de sacar adelante a polluelos caídos del nido y también a aves adultas con problemas, como es el caso de mirlos, vencejos, mochuelos, araos y, por supuesto, palomas y gaviotas.
Quiero hacer hincapié en el papel de hospitalillo del aviario y en quiénes serían los pacientes ingresados. El 20 de diciembre de 2024, EL COMERCIO publicó una nota titulada «La pajarera de Isabel la Católica será un centro de cuidado para aves heridas». En primer lugar, y por anuncio del concejal de Medio Ambiente, se tiene la intención de que la función principal del aviario sea la atención primaria de las aves silvestres o domésticas que la precisen. La exhibición actual de aves pasaría a un segundo plano. En este primer asunto discrepo, puesto que la observación y conocimiento de aves, aunque no sean autóctonas, también es importante. Es decir, que no ha de llevarse la función actual a su desaparición. Por supuesto que no niego la ayuda a las aves que la necesiten, tal como se venía haciendo. La pajarera es lo bastante grande como para dedicar a esa función de ingreso hospitalario parte de sus espacios. Espacios que habrían de ocultarse al público por razones obvias.
En segundo lugar, se hace referencia a las aves que podrían ser hospitalizadas: patos, urracas, tórtolas y tantas otras. No se cita a las tan demonizadas palomas y gaviotas. ¿Qué es que, por ser muchas, un ejemplar herido no sufre y no tiene derecho a ayuda? Pensemos, creo que en parte su abundancia se debe a la presencia de alimento, pero alimento inadecuado que se centra en las basuras que dejamos. Es más, diría que, en detrimento de su salud, nos están ayudando en labores de limpieza. Dicen de las palomas que son las 'ratas del aire', gracias a ellas no se manifiestan las ratas de tierra. Respecto a la propagación de enfermedades, lo que pueda contagiar una paloma es prácticamente inexistente y en condiciones muy extremas. El contagio de enfermedades, por el contrario, es muy superior entre los miembros de nuestra especie.
Vamos ahora a los estanques. El número de patos, gansos, ocas y cisnes de diferentes especies se ha reducido drásticamente. Tras los casi tres años nefastos en que se dejó actuar a las nutrias, las aves quedaron reducidas a unos 50 ejemplares. En los años siguientes se repusieron y, la observación de su número y variedad, fue un auténtico placer para paseantes y estudiosos. Muertes por causa natural, claro, pero también a finales de 2023 la incursión de una nutria ya avezada en la alimentación de las aves del parque acabó con cinco individuos. Entre otros, el bello ejemplar de cisne cuello negro. No olvidemos los robos, un saqueo tolerado que sólo entre 2018 y 2019 supuso la desaparición de unos 200 ejemplares, entre aves de los estanques y del aviario. Tras la pandemia no descarto que hayan continuado los robos, ya que no se ha hecho nada para impedirlo.
Luego, la peste aviar, pero no dudo que no haya centros en los que se puedan adquirir aves con absoluta garantía para repoblar los estanques. No dejen que el esplendor del parque se nuble por la desaparición de uno de sus elementos fundamentales: la avifauna de los estanques y la pajarera.
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