Asturias tras el impacto de la pandemia: ¿qué hacer?
Conviene partir de un suceso histórico: hasta la Revolución Industrial era Asturias una típica región deprimida en el conjunto español. Solo se salvaba algún puerto ... pero incluso con dificultad, como consecuencia de la imposibilidad de ampliar el mercado a causa de un relieve pronunciado casi inmediato a la costa. Bien entrado el siglo XVIII vemos que eso sufre una conmoción como consecuencia de lo que se puede llamar la «rectificación de Jovellanos», porque éste, formado juvenilmente fuera de Asturias, no se sintió obligado en principio a pasar de planteamientos maravillosos sobre la zona rural asturiana, sin comprender la realidad del problema. Pero en esto, llegó la Revolución Industrial, con un protagonista básico y esencial, el carbón. Recordemos cómo en el mundo pasó a centrar su futuro económico en torno a la coal question. Y al continuarse esto con el triunfo del proteccionismo frente al librecambismo en nuestro país, eso pasó a interiorizarlo Asturias, como productora de carbón.
Pero simultáneamente, a partir de los Flórez Estrada, los Jovellanos, y multitud de políticos asturianos de gran peso en Madrid, surgió la convicción nacional de fomentar su producción en el Principado, y para ello se decidió mejorar transportes y comunicaciones, con lo que se amplió el mercado, así como el mantenimiento y auge de la Universidad de Oviedo con un amplio conjunto educativo complementario. Al enlazarse eso, a partir del carbón surgieron ventajas conjuntas favorecedoras de una creciente industrialización en amplísimos sectores, desde el de la química, a la metalurgia o a la derivada de la producción rural. Inmediatamente se observa un fenómeno doble: la llegada de inmigrantes para la mano de obra de todo ese complejo y, simultáneamente, la de empresarios nacidos en otros lugares. Aparecieron en primer término muchos desde numerosas regiones de España, pero también venían de Europa, pero no se puede olvidar tampoco, que la pobreza extraordinaria que había existido en multitud de zonas asturianas, personas normalmente unidas a la labranza, habían generado una fuerte emigración a Hispanoamérica, y muchos de aquellos que habían mejorado mucho y por ello convertidos en empresarios, consideraron también que el regreso a Asturias merecía la pena. Y además, no se puede ignorar que surgió el grupo denominado de los comerciantes banqueros. Precisamente ese grupo no solo permaneció en localidades asturianas, sino que se amplió, partiendo muchas veces de actividades comerciales previas situadas sobre todo en Madrid, y al cabo de no mucho tiempo se acabó vinculando ese grupo empresarial directamente con el Banco de España. La aparición de la banca mixta provocó para el distrito industrial asturiano un fuerte complemento impulsor importante.
Pero no podemos olvidar que simultáneamente en Asturias surgió un conjunto de personalidades que a través de la política, mucho peso acababan teniendo, por supuesto en Madrid, pero también en Asturias, desde el tan aludido Jovellanos a más adelante los Félix Suarez Inclán, los Melquiades Álvarez, o los Fernandez Ladreda, siempre estuvieron presentes a lo largo de la etapa de un auge creciente. Pero la masa obrera existente en Asturias también recibió mensajes socialistas y anarquistas. Los primeros tuvieron un dirigente al frente de la entidad sindical SOMA, llamado Manuel Llaneza. También estos dirigentes obreros lograban en Madrid mejoras para las infraestructuras, para la educación, para servicios públicos variados, en Asturias. Mucho se comentaron los numerosos almuerzos de Llaneza con Miguel Primo de Rivera, quien pensó incluso nombrarle Ministro de Trabajo. También surgió la idea de que esa influencia política asturiana perjudicaba a intereses de otras regiones. Me contó un alto empresario valenciano la irritación que tuvo cuando, tras haber conseguido una posible exportación a Inglaterra a cambio de que España adquiriese carbón británico observó, desde un palco reservado al público en el Congreso de los Diputados, que entraban del brazo González Peña y Fernandez Ladreda, conversando muy afectuosamente, por lo que comprendió que sus exportaciones se habían esfumado para favorecer al carbón asturiano.
Pero al derrumbarse hoy el carbón, no solo desapareció ese impulso básico, que se había completado con alteraciones que resultaron negativas para la estructura industrial asturiana en la legislación bancaria, con el cumplimiento de normas comunitarias, y con alteraciones de la economía española, que resultaron ampliadas en estos momentos por la pandemia. ¿Cabe encontrar ahora alguna salida?
Es preciso tener en cuenta que ya no dispone Asturias de nada semejante al carbón; ha desaparecido; pero ha surgido una nueva revolución en la industria. Por ello hay que transformar la famosa 'coal question', en la que se debería denominar la 'new technologies question'. Eso exige cambiar los pozos mineros por aulas educativas, ligadas de un modo grande, en primer lugar, a la Universidad, y en ese mundo con su centro de enseñanza tecnológica de muy alto nivel existente en Gijón, y por supuesto una multitud de planteamientos para la extensión universitaria, en cuanto posean consecuencias tecnológicas, porque la raíz de formación tecnológica variadísima.
Esta nueva tecnología poco se puede impulsar si el conjunto de las fuerzas políticas asturianas no está dispuesto a actuar sobre los dirigentes de la política económica, que ahora se encuentra en el ámbito comunitario. Por eso, sirve poco actuar exclusivamente sobre Madrid porque el máximo centro político actual se encuentra en Bruselas. Pero en estos momentos eso ya no es cuestión exclusiva para actuar sobre Madrid, porque el supremo centro político para la grandes direcciones de la economía, se encuentran ahora en Bruselas. Asturias, además de plantear su desarrollo dentro del marco comunitario, ha de estar muy pendiente de instituciones internacionales, como puede ser la FAO, para impulsar ventajas rurales de todo tipo continuando así la que ya era una tradición previa asturiana que encontramos de productos lácteos el sector rural tiene que convertirse en otro elemento impulsor del nuevo panorama industrial asturiano. Díganlo a lo que tanto localidades asturianas que dependen de pactos centrados en Bruselas.
Estamos, pues, ante novísimas exigencias. Los inmediatos herederos de Jovellanos supieron actuar. Aunque ahora seamos ya los asturianos solo algo así como biznietos de Jovellanos, tenemos una ventaja que aquellos herederos no tuvieron: una mentalidad industrializadora que empapa a Asturias, como lo demuestran éxitos concretos actuales, y también que se tiene en acción algo nuevo que se refiere a orientaciones muy importantes en la producción rural. Ese conjunto que se acaba de mencionar puede ayudar.
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