Píntamelo que no lo veo

He visto cosas que no creeríais (...). Todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia». El monólogo del replicante Roy Batty ... en Blade Runner parece repetirse con cada proyecto dibujado, con cada infografía presentada al albur de ocurrencias más que de necesidades reales de ciudad. Hemos visto diseños del paseo del Muro por encima de nuestras posibilidades, con tráfico y sin él; de estaciones intermodales con cubiertas transitables y sin ellas; de residencias universitarias en varios lugares; de hoteles cinco estrellas en la Laboral y en zona portuaria; de un solarón con bulevar comercial y torre Campanile; e incluso de un balneario en forma de salamandra en la Ería del Piles y admirado (solo eso) hasta en Nueva York. Por ver, hemos visto hasta dibujos de un centro de empresas en los antiguos depósitos de agua de Roces y de un túnel horadando Los Pericones. Y ese más allá dibujado no era Orión. Era y es un Gijón que no necesita ser soñado. Necesita seguir siendo creado. Hay necesidades que urgen, siendo humildes en las pretensiones y con consensos sólidos y perdurables. Una idea no es innovadora por plasmarla en un dibujo sino por convertirla en realidad. Y gobernar significa decidir y ejecutar. Cabezas pensantes, lo hemos visto, hay muchas. Manos ejecutoras, más bien ninguna. Así que seguiremos esperando el bus en la marquesina, o dicho con glamour, bajo el 'intercambiador', mientras solo haya un pinta y colorea.