El cuento de la buena pipa
ANÁLISIS ·
La generación de asturianos nacida cuando colocaron las primeras dovelas llegó a la adolescencia sin ver la luz de los túnelesQuiso el azar que uno de mis frecuentísimos desplazamientos ferroviarios entre Asturias y Madrid coincidiera con el primer de pruebas de la variante de Pajares. ... Cuidado: ello no quiere decir que ya por fin funcione la variante después más de tres lustros y un retraso de más de una década.
Llevamos el doble de años de retraso que plazo de terminación previsto cuando empezaron las obras, las cuales comenzaron en 2004 e iban a terminar en 2010. Una sucesión de problemas técnicos y administrativos -de los que han ido informando cumplidamente los periódicos volviéndolos tan tradicionales como las campanadas de Nochevieja- fueron convirtiendo la variante en el cuento de la buena pipa. Toda una generación de asturianos que nació con las primeras dovelas de la magna obra ha llegado a la adolescencia y la puesta en funcionamiento del túnel hace tiempo que se nos aparece como situada en un futuro mítico, aunque no perdamos la esperanza. ¡A ver si es de esta!
Sólo Dios, en su omnisciencia, sabe cuándo se va a poder ir de Gijón a Asturias en menos de cuatro horas, si bien algunas teorías teológicas podrían esgrimir objeciones al respecto. De momento, en una aproximación agónica a esa barrera psicológica de los 240 minutos, a partir de esta semana el viaje se reduce en unos 25, al parecer. Menos da una piedra.
Quienes subimos en Gijón al tren a las 10.15, tuvimos que viajar hasta León en autobús
Igual acabamos antes acumulando reducciones pequeñas que abriendo la variante. O a lo peor esos 25 minutos sólo sirven para compensar los retardos impuestos por las nada menos que 35 deficiencias en el trayecto de las que informaba este mismo periódico hace muy poco. Bueno, algo es algo.
Pero a lo que iba. La ceremonia celebrada el lunes 20 de septiembre de 2021 ha consistido en un viaje de apenas media hora -estaba previsto un cuarto de hora, mal empezamos- entre La Robla y Campomanes. Un viaje que algunos de los políticos invitados al convoy han calificado de hito histórico para la región. Pero no histórico regulín, sino histórico «de los de verdad» (sic). Vamos, como el 25 de mayo de 1808 o el día de la victoria de Don Pelayo.
Mientras tanto, la intrahistoria de quienes nos disponíamos a subir en Gijón al tren de las 10.15 fue parecida a la que viene dándose con cierta periodicidad. Sin mayor información que la de un empleado que se acercó a los primeros puestos de la cola para que el boca a oreja hiciera el resto y por efecto dominó nos enterásemos quienes ocupábamos los últimos asientos, el trayecto hasta León se realizó en autobús. Como por carretera se llega aproximadamente una hora antes que por vía férrea, nos tocó esperar ese tiempo hasta subirnos al tren que saldría a la hora prevista desde la ciudad de Guzmán el bueno hacia Madrid, que encima partió con unos 20 minutos de demora. Por lo demás, nadie nos indicó a dónde nos teníamos que dirigir, ni de viva voz ni por megafonía. Menos mal que, de nuevo, las preguntas a los guardas de seguridad y el boca a oreja hicieron su trabajo.
En fin, las averías ocurren de vez en cuando, los argayos hacen de las suyas en ciertas épocas y la catenaria se cae en alguna que otra ocasión. Por eso lo mejor es amenizar el viaje con los 'tweets' de Al Platu Vendrás. Ahí va uno del día de la 'inauguración' ministerial: «¿Os imagináis que el tren Asturias-Madrid llega antes pero a cambio tenemos que pagar un peaje en los vagones?» Qué loco, ¿eh? Ja, ja, ja. ¿Cómo iba a pasar eso en Asturias?
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