Político mistol
Hace un tiempo, en una tertulia la conversación derivó en la fauna política y cuál de los múltiples especímenes resultaban más peligrosos. Algunos de los ... participantes hablaban del político avestruz, aquel que cuando todo va estupendo saca pechu y camina cuasi levitando, pero cuando las cosas van mal dadas mete la sesera y el pescuezu en el furacu; otros advertían de lo que llamaban el político guepardo, que es aquel que no para de correr porque su hábitat natural es el cortoplacismo, pero que a la hora de proyectar a largo plazo se derrumba; también estaría el político rémora, que como su nombre indica es alguien que te dicen existe, pero que nunca está, pero que a la hora de recoger frutos siempre se lleva la mejor parte a costa del curro de otros. Discurría, pues la conversación hasta que un reputado politólogo de esta región sacó a la palestra a un especimen político que suele pasar desapercibido, pero que a la postre es quizás el más peligroso: el político mistol.
El silencio se hizo ensordecedor, a la espera de que este politólogo desarrollara su argumentación. Y lo hizo poniendo con un claro ejemplo que todos los presentes entendieron, como supongo que harán quienes tengan a bien continuar leyendo. Dijo que imaginemos una habitación vacía, sólo las cuatro paredes. Entramos en ella con un cubo y un bote de mistol, el cual vertemos en el recipiente. Comenzamos a revolver y vemos cómo se forma espuma, que cada vez va creciendo más, hasta rebosar los bordes. Seguimos removiendo y la espuma, poco a poco, va llenando la habitación. Salimos y volvemos al día siguiente. ¿Qué nos encontraremos? La respuesta fue unánime: la espuma ya no estaba, sólo el caldero vacío.
En Asturias cada vez más hay políticos mistol. Basta con escuchar algunos discursos para darnos cuenta de que en todos los rincones de nuestro amplio espectro político –de izquierda a derecha– se reproducen cual 'gremlins' en una piscina este tipo de personajes que han hecho del bla, bla y bla un arte. Mucha palabra, pero nada más. O lo que es lo mismo, mucha espuma, pero caldero vacío.
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