Cosas de la edad
Hace unos días se hizo viral en redes, dónde si no, una fotografía de Mónica Bellucci caminando por la calle. En principio y como soy ... un desastre para captar singularidades a la primera, no fui capaz de comprender la naturaleza del arrebato contagioso que iba de tuit en tuit. ¿Había sufrido la Bellucci algún accidente? Ya, ya sé que el pensamiento dista mucho de ser festivo, pero, verán, últimamente lo que se hace viral suele estar teñido de muerte, de amenazas, de ataques, de invasiones y una ya no sabe qué pensar. Así que, superada la inquietud funesta, me entregué a la contemplación de uno de los rostros más bellos del cine, hasta que me dio por leer la frase que encabezaba el tuit original, «¿Qué le ha pasado a Mónica Bellucci?», se preguntaba el usuario, a lo que respondían los más listos, los que lo habían entendido al segundo: que se veían las ojeras, la mala piel, las bolsas, los surcos tan marcados y arruguillas en la frente y tal y cual. Es decir, lo que le había pasado a Mónica Bellucci era... el tiempo.
Me guardo de comentar algunas apreciaciones que surgieron al calor de la fotografía, una imagen, sí, donde la mujer aparece sin 'arreglar' y que para algunos supone 'dejadez' por parte de la italiana. Dejadez que habría que solucionar con varios retoquitos. Retoquitos que, de hacerlos, Mónica Bellucci tendría que explicar, como hemos podido comprobar en otras ocasiones. Qué aburrimiento, la verdad. A estas alturas tener que bregar con las mismas estupideces de siempre es tan cansado como ofensivo. Mónica Bellucci tiene 57 años, sigue siendo bella, con los años moldeando su cara y su cuerpo, como hace la edad. Una edad que parece que solo es cosa de mujeres.
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