La madurez política de la izquierda
Febrero del año 2000. PSOE e IU cierran un acuerdo programático de cara a las elecciones generales y listas conjuntas al Senado. Un mes después ... José María Aznar logra la mayoría absoluta. La estrategia, aunque resultó fallida, ha intentado reeditarse, reinventándola, en momentos posteriores. Se juntaron fuerzas de izquierdas, dando como resultado Unidas Podemos, o la más reciente amalgama que no empasta que se llama Sumar.
Precisamente Sumar es quien coquetea con que el PSOE acepte pactar candidaturas en provincias en los que se podrían perder escaños para la izquierda. En Asturias, a través de IU, también promueve una versión propia de todo esto. Ovidio Zapico volvió a repetir hace una semana en Gijón que es necesaria una unión de la izquierda ante un riesgo real, dijo, de que gobierne la derecha y extrema derecha en el Principado.
Aquí se unen dos ideas: el mantenimiento de una aritmética parlamentaria favorable (ahora mismo es 23-22) y lo más complicado para que esto alumbre, un proyecto común.
La izquierda asturiana comparte diagnóstico, pero no ritmo. Los socialistas difícilmente verán alguna ventaja competitiva en concurrir juntos. Tiene la inmensa mayoría de los diputados y las encuestas les dan cierta estabilidad. Su diagnóstico es que se desmorona la expectativa electoral a su izquierda, donde conviven un guirigay de fuerzas enfrentadas entre sí.
La particularidad asturiana, dividida en tres circunscripciones, sería el único aliciente. Precisamente el recuerto en Oriente ya estuvo a punto de culminar un vuelco electoral. Se hubiera (casi) conseguido si PP y Foro hubieran ido juntos. Pero, ¿parecería una 'estafa electoral' unirse allí y no en Centro?
Los próximos meses veremos si las izquierdas del PSOE son capaces de articular un relato común, marcando una etapa de madurez política, o se constatará la fragmentación donde pesa más la ambición que construir.
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