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La periodista Edith Anderson (1915–1999), con la ropa sucia de grasa, aturdida por el cansancio y embriagada por sueños de justicia e igualdad, tira ... de la cuerda tensa de los asombros para que suene el largo aullido de la narración comprometida, las cuatro notas conmovedoras del tren que pasa veloz, con la máquina del vapor de la historia al frente. Es el tren de la lucha colectiva, el viejo tren de las reivindicaciones feministas, es el tren de los tres vagones literarios: el vagón que informa, el vagón que forma y el vagón que entretiene.
'Un trabajo de hombres' es una novela especial, porque tiene aromas de crónica, de trabajo de campo, y también tiene algo de ensayo sobre las primeras mujeres trabajadoras de los ferrocarriles en EE UU, y tiene un soporte biográfico importante, pues la autora vivió una experiencia parecida a las que nos describe, pero lo más valioso de la obra, a mi modo de ver, se encuentra en la forma de narrar, en la arquitectura o estructura de la novela y en la emoción que se desprende en cada diálogo.
Son muchos los personajes de la novela, y no sólo femeninos, aunque un grupo de mujeres son las protagonistas, y toda la obra está sostenida por la presencia continuada de las conversaciones. Estamos en Pofrt Empire, en Nueva Jersey, y en Europa se libra la Segunda Guerra Mundial. Muchos hombres se han ido a luchar y las compañías ferroviarias se ven obligadas a contratar mujeres para cubrir tantos puestos que han quedado vacantes. Pero las mujeres no son tratadas en condiciones laborales de igualdad con respecto a los hombres y surgen las humillaciones y los conflictos y se hace inevitable la lucha por los derechos de igualdad.
'Un trabajo de hombres' es una espléndida novela sobre la importancia de la lucha colectiva, sobre los orígenes del feminismo, sobre la complejidad de las relaciones humanas. Hay enfrentamientos personales entre las propias mujeres, envidias, rencillas y traiciones, y también hay confidencias, afectos y adhesiones inquebrantables.
Edith Anderson, nacida en Nueva York, muy próxima ideológicamente al marxismo y con ascendientes húngaros y judíos, publicó sus primeros poemas a los diecisiete años y quiso ser titiritera de marionetas. Trabajó como periodista mal pagada en el diario comunista Daily Worker.
La vida de Edith Anderson está repleta de ocurrencias interesantes que guardan una estrecha relación con los acontecimientos políticos que ocurren en la Europa de la posguerra. Ella vivió muchos años en el Berlín Oriental y escribió libros infantiles que gozaron de popularidad.
'Un trabajo de hombres', publicada por primera vez en 1956, es una obra realista que analiza minuciosa y emotivamente un acontecimiento singular en la historia de la lucha obrera de las mujeres y lo hace con un meritorio despliegue de pericia narrativa.
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