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Quizás usted no lo sepa, pero el colegio o instituto de sus hijos está recibiendo la visita de los comisarios de la llingua. Ahora que ... los niños deciden las optativas para el próximo curso, los centros educativos asturianos reciben su visita. Quieren asegurarse que los centros están informando activamente a las familias de la posibilidad de elegir esta asignatura para sus hijos. Estos comisarios no entienden, el gobierno asturiano no quiere entender, que los asturianos no quieren matricular a sus hijos en una asignatura que les aporta menos para su incierto futuro profesional en Asturias que unas clases para remendar calcetines. No fue suficiente que se eliminara en primaria del bloque de optativas el francés para introducir el nacional asturianismo. Fue la ex alcaldesa de Gijón, Ana González, en su etapa de consejera de Educación, la que limitó el bloque de optativas en primaria a llingua o Cultura Asturiana. No hay visitas interesándose por otras asignaturas, ni siquiera hay visitas para asegurar que los más vulnerables, los niños con necesidades educativas especiales, disponen de suficientes recursos. No, el interés del lobby nacional asturianista, apoyado por el Gobierno asturiano, sólo se preocupa por que los folletos impresos para publicitar esta asignatura de laboratorio hayan sido repartidos. Requieren que se tome partido activo para animar a las familias a que sus hijos opten por aprender una lengua que ni si quiera sus abuelos conocen. Una lengua que no se usa en Asturias, y que los asturianos ignoran, no por desprecio, no por falta de orgullo, sino porque se comunican sin problema alguno en español.
Si no lo sabía, se destinan más recursos a llingua por alumno que para atender a un niño con problemas de audición o logopedia. Más recursos a llingua que para suministrar la medicación a los niños en colegios de educación especial. Las necesarias enfermeras para estos niños no están, y las que están son contratadas a tiempo parcial, sin derecho si quiera a vacaciones. Junto con la demolición de la centrales térmicas de carbón en Asturias, que el gobierno asturiano bendijo, la obsesión por imponer la llingua, es otro caso más de la distancia de los actuales políticos con las verdaderas necesidades de los asturianos. La realidad no les importa, la agenda ideológica, ya sea en energía, ya sea en imposición de lenguas de laboratorio, pesa más que la demanda real de los ciudadanos por mejores servicios, incluida la educación.
La actual sociedad española y asturiana dilapida la herencia y esfuerzos de nuestros abuelos y padres. Las generaciones que nos precedieron primaron la realidad sobre el deseo, lo posible frente al anhelo, lo práctico frente a la ensoñación. De esa forma crearon una época de bienestar sin precedentes, que parece ir llegando a su fin a medida que políticos, y algunos votantes, pretenden gobernar en base a deseos y no en base a realidades. Abandonado temporalmente el camino de la oficialidad la pasada legislatura, que hoy sería de dos lenguas, la llingua y el eonaviego, la agenda del lobby nacional asturianista sigue con su trabajo en la sombra, persiguiendo y presionando a los centros educativos.
La libertad de elección de asignaturas no es tal libertad. Las familias ven recudidas las posibilidades educativas de sus hijos cuando se financian campañas de acosos y persecución contra quienes no actúan activamente en pro de la imposición lingüística. Las familias tienen derecho a un rango de elección. No hay razón pedagógica, ni de desarrollo profesional, que apoye el mantenimiento de la llingua en el currículum escolar, y menos aún que se sobre financie con recursos que los niños verdaderamente vulnerables no tienen. Estoy seguro que una familia falante, de las pocas que hay, con un niño con necesidades educativas especiales, preferirá más recursos para esas necesidades que para que su hijo aprenda llingua, quizás porque ya lo debería aprender en casa.
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