¿Será el momento de que PP y Vox concurran juntos a las elecciones?
Si PP y Vox pensarán más en España y menos en sus intereses electorales, no estaría gobernando Pedro Sánchez. Aprendamos de los errores del pasado
Debería haber sucedido ya, pero podría no suceder nunca. Fue la gran oportunidad perdida, pues el desgaste del PSOE y la previsible retirada de Pedro ... Sánchez de la política nacional, con un Partido Socialista en mínimos históricos de apoyo electoral, le llevará a apoyar una investidura de Alberto Núñez Feijóo. La nueva etapa del partido socialista, cuando sea incapaz de mantenerse en el Palacio de la Moncloa, pasará por regresar al centro, alejándose de extremismos, tanto nacionalistas como comunistas.
Las elecciones generales del 23-J son una lección histórica para los partidos de centro y derecha que no deberían olvidar, pues Pedro Sánchez es presidente del Gobierno no por méritos propios, sino gracias a PP y Vox.
La terrible campaña electoral para las elecciones del 23-J de PP y Vox hizo posible reeditar el Gobierno del PSOE más débil de nuestra historia democrática, sometido a la extrema izquierda y a los secesionistas, lo que ha resultado en una inconstitucional Ley de Amnistía, en la quiebra de la separación de poderes y en someter a España a las decisiones de un delincuente residente en el extranjero, cuyo único mérito es decidir sobre los siete diputados que garantizan el gobierno al Sr. Sánchez.
Aquellas elecciones resultaron en 170 diputados para PP (137) y Vox (33), a sólo seis diputados de una mayoría absoluta que hubiera sido posible sin la indefinición de uno y los ataques del otro.
Si PP y Vox hubieran aprendido la lección, ya habrían anunciado su esfuerzo conjunto para concurrir a la próximas citas electorales de la mano. Aunque bien parece que el PP pudiera estar esperando a recibir el apoyo de un PSOE sin Sánchez.
A los votantes del PP y Vox les importa más que Sánchez deje de gobernar que las diferencias entre los dirigentes de los dos partidos. Dejar de estar gobernados por el grupo de partidos que más ha degradado las instituciones de nuestro país, que ha hecho del engaño su razón de ser y rodeado de corrupción, es lo que preocupa a los votantes del centro y la derecha.
Los dos partidos alineados y compartiendo estrategia electoral habrían acabado con el peor gobierno de nuestra historia democrática, pero la falta de decisión del PP en sus acuerdos con Vox y un Vox más centrado en hacer oposición al PP y a Feijóo que al PSOE y a Sánchez, con la inestimable ayuda de María Guardiola, hoy presidenta Extremeña del PP, obraron el milagro de un nuevo y más deteriorado Gobierno sanchista. Quizás quién más haya contribuido a esa derrota fue precisamente la dirigente extremeña, que importó íntegramente el mensaje de demonización que hacía la izquierda más radical frente a Vox, para finalmente suplicar el auxilio de los de Abascal, para gobernar en Extremadura. La dirección nacional del PP llegó a aquella cita electoral sin tener las cosas claras con respecto a Vox, y Vox con las cosas demasiado claras de posicionar al PP como un problema y no como parte de la solución para España.
Parece de sentido común que ambos partidos coordinados puedan gobernar en España y comunidades autónomas si se evitan problemas del pasado. Sus planteamientos llegan a un rango de votantes mucho más amplio. El PP, con más tendencia a la socialdemocracia, ha demostrado ser capaz de atraer votantes del PSOE que no se han radicalizado. Por su parte, Vox cubre el flanco derecho del PP y permite que este último no juguetee con el nacionalismo. Hoy la dirección nacional del PP flirtea en exceso con las lenguas oficiales y con planteamientos complacientes con el nacionalismo. Vox sería la garantía de que el PP no desborde su planteamiento nacional y se limite en su desplazamiento a la izquierda, mientras el PP garantiza una mayoría de votantes que den opción a un gobierno de centro y derecha.
Si PP y Vox pensaran más en España y menos en sus intereses electorales no estaría gobernando Pedro Sánchez. Aprendamos de los errores del pasado y no los repitamos, aunque como decía al principio quizás ya sea tarde y el PP finalmente acabe gobernando con el apoyo de un PSOE refundido sin Sánchez. Una solución más cortoplacista que la primera, pero que será mejor que lo que tenemos ahora.
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