Vox: tocado no hundido
La marcha de Iván Espinosa de los Monteros de la primera línea de la política, es un durísimo golpe, que a Vox le resultará muy ... difícil superar. Es la mayor pérdida personal y profesional que ha sufrido el partido hasta la fecha.
Una marcha que deja al partido muy tocado, pero no hundido, si consigue acometer los cambios que necesita para ampliar su rango de votantes y no seguir cerrándose sobre sí mismo. Menos personas tomando más decisiones y premiando la obediencia antes que la excelencia, que representaba mejor que nadie Iván Espinosa, es un error irreparable.
Iván es quizás el mejor portavoz parlamentario que haya pasado por el Congreso de los Diputados. Sus discursos, sin estridencias, pero duros, trabajados y siempre acertados, son el ejemplo de lo que debe ser un diputado. Sus brillantes intervenciones en los medios de comunicación, su trabajo en la calle, su rapidez de respuesta en entrevistas incómodas, nos han hecho disfrutar como nunca de la política. No ser capaz de retener el talento de Iván, es una enmienda a la totalidad a la gestión interna de cualquier organización.
Hoy, como Iván, disfruto de mi condición de afiliado de base, tras haber dejado el pasado diciembre el acta de diputado y la presidencia del partido, para lo que me eligieron los afiliados en Asturias. Conozco a Iván desde hace muchos años, como a Santiago, mis dos grandes referentes en Vox. Nos conocemos desde la fundación del partido y compartimos de vez en cuando, incluso después de mi marcha de la primera línea, opiniones, pero sobre todo les traslado todo mi ánimo para que nos sigan representando. Lamentablemente Iván no seguirá haciéndolo.
Iván fue quien me pidió hace años un discurso sobre la Libertad en el primera aniversario de Vox. Pocos éramos entonces. Mi primer discurso público relevante. Sé que a algunos no gustó mi defensa de la Libertad, pero sí a mi querido Iván. Ahí sigo, defendiendo a la persona y su libertad de decisión, frente a todo tipo de colectivismo. Un colectivismo que considero ha tomado demasiado peso en la estrategia política de Vox. Sin persona no hay colectivo y anular al individuo bajo el peso del colectivo conduce al desastre.
Aquellos inicios, que no conocen muchos de los que hoy están en el partido, fueron muy difíciles, y ahí estaba Iván, el mismo entonces que hoy.
La primera línea de la política ha tenido en Iván Espinosa un exponente extraordinario. Persona educada, culta, profesional, exigente, respetuoso y comprometido con las decisiones colectivas, aunque no las compartiera. Una primera línea que es más dura por cuenta de tus compañeros de partido que por cuenta de tus adversarios políticos, como ya nos advirtiera Winston Churchill. La política de verdad es de puertas a dentro, de puertas a fuera es más fácil, lo difícil es lidiar con los de casa. Algo que se da en todos los órdenes de la vida. Discutes más con tu pareja que con la pareja del vecino.
Su abandono de la primera línea, expuesta por el mismo ayer a las 12.00, fue una marcha elegante, como es Iván. Quien ha compartido un proyecto como Vox y ha dado tanto por él, se va con altura de miras. Comprendo perfectamente su decisión. Una decisión muy dura para quienes nos comprometimos sin ningún otro objetivo que procurar lo que creemos mejor para los demás. Pero llega un punto en que ese compromiso, frente al resto de compromisos vitales pierde peso. Pierde peso cuando no te ves acompañado, ignorado e incluso atacado por quienes se supone deberían ayudarte, momento en el que aquello que dejaste por el servicio público, te vuelve a atrapar. Cuando no eres capaz de poder hacer lo que crees mejor para todos, debes volver a hacer lo que crees mejor para los tuyos. Cuando buscas la obediencia en lugar de la excelencia, esta última desaparece, y la primera no la garantizas. Esa obediencia por sueldo y cargo, no es lealtad. Es un error confundirlos.
Vox, quizás por su juventud, tiene más cosas que cambiar que otros. Necesita abrirse más, necesita menos censura de medios, necesita dar más peso a quienes más se la juegan, que no son los empleados y cuadros intermedios, sino personas como Iván, que tienen toda una vida fuera y no necesitan de la política para nada. Necesita confiar menos en quienes más se ofrecen y convencer más a quienes menos necesitan de la política. Personas como Iván son un lujo para la política y un recurso irremplazable para Vox. Necesita más crítica interna, que yo nunca conocí, pero que según dicen la hay. Vox necesita ser menos dogmático y más pragmático. Necesita dar más peso en sus políticas y gestión interna a los cargos electros. Necesita menos soldados, como me trasladaron y más líderes. Pretender ser un partido grande, suprimiendo los liderazgos es un imposible. Necesita atacar menos a quienes pueden ser sus socios de gobierno. Ser más humilde, pues la verdad no es patrimonio exclusivo de nadie.
Vox está tocado con la salida de Iván pero no hundido. Si logra acometer algunos cambios e interpretar adecuadamente lo que han dicho los electores, por ejemplo, en Madrid, o allí donde ya se gobierna como en Castilla y León, tiene mucho futuro. Sólo los errores de PP y Vox han impedido que se pueda garantizar un gobierno de derechas en España.
Mi querido Iván, espero que con tu vuelta la vida privada tengamos más ocasiones de charlar, y espero que no muy tarde vuelvas a servir a tu país, a España, hoy más necesitado que nunca de tu talento y tu buen hacer.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión