¿Cuántos amigos le quedan?
El amigo es tu tribu, está para lo bueno y para enterrar cadáveres juntos. Lo que dure, porque alguien me dijo que la amistad no es para siempre, son sólo momentos que hay que disfrutar, y quién sabe
Es un tema de preocupación universal. Los amigos. Cuáles son los de verdad. Cómo se conforma la amistad. Cómo se rompe. Cuáles son sus códigos. ... Desde la epopeya de Gilgamesh, hasta Aristóteles y su Nicómaco, pasando por Jenofonte o Platón, todos se han sentido concernidos por el tema. La admiración, la reciprocidad, la protección, la lealtad, la confianza, todas las fichas están sobre la mesa de juego. También las fricciones, la traición, el aprovechamiento, el triste desvanecimiento o el abrupto final de la amistad.
En contra de lo que pueda parecer, las redes sociales no facilitan las relaciones, pues el éter evita los malabares sociales que evitan los choques, las habilidades que nos permiten acercarnos a lo diferente. La cortesía, la adaptación, la perspectiva, el compromiso. El desciframiento visual. Como decía el gran Antonio Escohotado, la civilización se basa en un simple 'por favor' y 'gracias'. Igual que existe el amor a primera vista, también existe el flechazo de la amistad, la química que permite que alguien te caiga bien desde el principio. El amigo es tu tribu, está para lo bueno y para enterrar cadáveres juntos. Lo que dure, porque alguien me dijo que la amistad no es para siempre, son sólo momentos que hay que disfrutar, y quién sabe. Porque también conocemos a esos grupos que son amigos desde la adolescencia, y aunque ya no tengan nada que ver, recrean un marco ideal para vivir en el pasado, con recuerdos y coletillas comunes, burbujas que resisten el paso del tiempo, aunque algunas se conviertan en una farsa.
El pedagogo ruso Lev Vygotski propone que, para tender puentes en otras culturas, construyamos 'espacios proximales', vínculos como el deporte o el baile hasta que logremos hacernos con los nuevos códigos y podamos crear la intimidad necesaria para una amistad. Porque, aunque ya hemos hablado del flechazo, la amistad también crece con el roce, la amistad se trabaja, y los atributos del otro se pueden ir descubriendo poco a poco. La escatología también ayuda, es decir, el 'caca culo pedo pis', y nos reímos, y mostramos ante el amigo nuestras debilidades y ridiculeces, nuestra decadencia, y el amigo también hace lo suyo. La confianza nos trae consuelo, nos ayuda a mitigar nuestras miserias, todo aquello que no se puede nombrar pero que, ante el amigo, mostramos sin pudor. Esos amigos que pueden ser momentáneos, amigos efímeros, que duran según las épocas, y dependiendo de lo que fue, amistades que al quebrarse nos hacen pasar por dramas y duelos. Aunque lo normal es que se vayan desliendo, cada vez se tiene menos en común, se queda menos, hasta que la amistad muere en silencio.
¿Es necesaria la simetría para que haya amistad? Unos dicen que sí, otros, que no, pero no es bueno andar con cuentas, con debe y haber, y ya Cicerón, hace dos mil años, nos lo dijo: «Es demasiado estrecho y mezquino llevar la amistad a cálculos de forma que sea igual la relación de favores hechos y recibidos». El romano también nos dice que no hay que tener miedo a que se derrame en la amistad más de lo necesario, y amén. No obstante, hay que tener cuidado en distinguir entre amigos y aduladores, los primeros nos ponen freno, los segundos, nos apoyan en nuestro desenfreno y nos asisten en nuestras peores inclinaciones. Aunque ya sabemos que los aduladores astutos son muy finos, difíciles de desenmascarar, y hay otro clásico, Plutarco, que nos habla largo de ellos en su 'Moralia'.
¿Y qué hay de las amistades entre hombres y mujeres? ¿Son posibles? Es un tema resbaladizo, y yo no pondría mi mano en ninguna parrilla, por si acaso. La tensión sexual siempre está ahí, quizás con un amigo gay, o con un exnovio, o no sé, yo aquí no doy nada por seguro. Otro de los grandes asuntos es la traición a la amistad, tan literaria: ¿es definitiva?, ¿tiene remedio? Ahí tienen 'El Conde de Montecristo' o 'Juego de Tronos' para reflexionar. Asimismo, podemos hablar sobre si es necesaria la admiración intelectual para tener amigos, o basta sólo con que te cuiden y te protejan, sin necesidad de hablar de Pico della Mirandola o Marsilio Ficino. Otra recurrencia es la del abandono del amigo que te ha visto en tu peor momento, como fue el caso de Hemingway respecto a Fitzgerald. Es algo bien repetido que los reyes no quieren ver a quienes les han visto llorar. En cualquier caso, las relaciones de amistad, como cada hombre, llegan siempre a un punto que las define para siempre, ese momento decisivo del que hablaba Borges: «Cualquier destino, por largo y complicado que sea, consta en realidad de un solo momento: el momento en que el hombre sabe para siempre quién es».
La amistad. Sus virtudes y filias. Sus patologías. Sus epifanías. Toda esta cosa compleja de la 'amicitia' la tratan bien dos autores, Mariano Sigman y Jacobo Bergareche en su ensayo al alimón 'Amistad' (Debate). Un texto recomendado por un servidor, que le ha servido para recordar las raíces de toda esta conversación: 'Recuerdos de Sócrates' de Jenofonte, los 'Diálogos' de Platón, la 'Orestiada' de Esquilo, 'Gracias y desgracias del ojo del culo' de Quevedo, los ensayos de Montaigne…
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